Costos y beneficio del pacto electoral del PRO y Jorge Ávila en Chubut
Por Santiago Costa
Contra todo tipo de sentido común, el líder del sindicato petrolero Jorge «Loma» Ávila selló un pacto electoral con el PRO y será su candidato a diputado nacional. La táctica tiene repercusiones en varios niveles.
Gatos pardos
El primer nivel de análisis es el más obvio, el ideológico. ¿Qué tiene que ver un histórico dirigente peronista, además sindicalista, con Juntos por el Cambio?
¿Qué tiene que ver Juntos por el Cambio, cuyos dirigentes «no tienen pasado» en la administración pública provincial, con un dirigente que estuvo involucrado con todas las gestiones de los últimos doce años?
Jorge Ávila apoyó la gobernación de Martín Buzzi y Mariano Arcioni. Su sindicato tiene legisladores hace años y también controla Petrominera.
Este pacto sellado en ámbitos nacionales le plantea ventajas y problemas a Torres.
El principal y tal vez único argumento para incorporar a Ávila en la boleta es la necesidad de reforzar la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta en Comodoro en el caso de que las elecciones presidenciales sean desdobladas de las provinciales.
Agosto 2022, Ávila visita a Larreta
A Nacho Torres y a Ana Clara Romero les sirve un refuerzo en la tracción electoral en Comodoro (por eso los intentos constantes de sumar al radical Gustavo Menna), ¿Pero a este costo?
Aporte a confirmar
Ávila quiere ser diputado porque juzga que «la política» de Chubut no cuida los intereses de los trabajadores petroleros. La Cuenca San Jorge está en franco declive y Vaca Muerta absorbe inversiones de las operadoras pero también equipamento y personal de las PyMES.
El sindicalista avizora malos tiempos y quiere mayor poder de lobby para impulsar el proyecto de la nueva ley de hidrocarburos, un dolar diferencial para el sector y libre disponibilidad de divisas para facilitar las inversiones.
Ávila no solo defiende a los trabajadores, sino también a las empresas. Su relación ríspida con YPF, a la que le reprocha desinversión, contrasta con su excelente vínculo con PAE, que también funciona como carta de recomendación frente a dirigentes políticos nacionales.
Ávila promete acercar el voto de los trabajadores petroleros, que rondan los nueve mil. Pero el poder gremial no se traslada linealmente a la esfera electoral. De ser así habría más dirigentes sindicales en el Congreso.
Una explicación es que los sindicalistas están en el fondo de la tabla de la imagen pública, como lo muestra cualquier encuesta y puede dar fe Hugo Moyano, el dirigente sindical más poderoso de los últimos años que nunca pudo dar el salto de lo gremial a lo electoral.
Incluso en el campo electoral Ávila hizo varias malas apuestas. Apoyó a Martin Buzzi a la gobernación en 2015 y a la intendencia en 2019. En ambas ocasiones perdió.
Presentar a la familia
Nacho Torres tiene buena relación con Ávila y nunca tuvo problemas en reunirse públicamente con dirigentes sindicales peronistas. Tampoco en sacarse fotos, como aquella con Gerardo Martínez, máximo dirigente de la UOCRA.
Pero ahora tendrá que explicar la nueva incorporación a sus aliados radicales, que hacen mayor gala de «coherencia ideológica» que sus primos del PRO.
Si las elecciones fuesen desdobladas (o sea gobernador, legisladores, intendentes y concejales por un lado; y presidente y diputados por el otro) Torres se vería librado del «dilema» Ávila.
Porque el dilema es si el votante de Juntos por el Cambio «dobla con la dirigencia o pasa de largo».
Juntos por el Cambio se compone de no peronistas y de antiperonistas. ¿Cuántos de los que ya tenían definido su voto (o podían llegar a votar) a Juntos por el Cambio cortarán boleta o incluso cambiarán su voto a otro espacio, como los libertarios?
Ahora todas las chicanas que Nacho Torres le dedicó a César Treffinger por aliarse con Gustavo Mac Karthy («la casta») para las elecciones en Trelew le vuelven como un boomerang.
Si las elecciones fuesen unificadas como amaga Mariano Arcioni, Torres no puede subestimar la amenaza que significa la tracción que Javier Milei daría a César Treffinger.
El libertario hoy ronda hoy como candidato los 30 puntos de intención de voto en Chubut, lo mismo Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, pero como espacios.
¿Que efecto podría generar hacia las generales que Javier Milei duplique en votos al candidato que salga segundo en las PASO?
Desorden de prioridades
Pero Torres tiene otro problema, quizás mayor.
Una de las principales vías de seducción a Sergio Ongarato en Esquel (para separarlo de Damián Biss y para evitar una interna local) era un virtual enroque con Matías Taccetta, que sería el candidato de la unidad mientras Ongarato partía rumbo al Congreso.
Ongarato dijo explícitamente que esta abierto a esa posibilidad. Y el entorno de Biss dejó trascender públicamente el fastidio del presidente de la UCR con el intendente de Esquel.
Pero si Ávila ocupa el lugar de Ongarato en el ticket de diputados, desencadena la interna para la intendencia, lo acerca a Biss y genera dudas ente el radicalismo que sigue a Torres.
El problema persiste independientemente de que las elecciones sean simultáneas o no.
En última instancia este pacto es una apuesta de la dirigencia del PRO en una dirección que cree que la acerca a la victoria.
La pregunta definitiva es si la dirigencia política subestima al votante o el periodismo político subestima a la dirigencia política.
