La caída del precio de la soja afecta las reservas y el superávit fiscal

La caída del precio de la soja representa un nuevo desafío para el Banco Central en su intento de adquirir divisas, lo que es crucial para estabilizar los mercados y reducir el riesgo país. Además, esta situación impactará negativamente en el superávit fiscal debido a una menor recaudación por retenciones.

Los ingresos por derechos de exportación disminuirán por dos motivos: primero, por el efecto de los precios más bajos, ya que la cotización de la soja se situó en aproximadamente USD 350 por tonelada, el nivel más bajo en casi 20 años.

En segundo lugar, la menor liquidación de granos también afectará la recaudación. Los productores que han retenido sus granos en espera de una mejora en el tipo de cambio, ante la expectativa de un eventual levantamiento del cepo, probablemente opten por no vender ahora y asumir pérdidas, esperando una posible recuperación de precios.

“Los granos son la cobertura que mejor conoce el productor agropecuario y con la que más cómodo se siente. Si no necesita, no va a vender”, afirmaron fuentes del sector cerealero.

Ante este panorama, el ministro de Economía, Luis Caputo, deberá revisar sus estimaciones. Las proyecciones iniciales se basaban en un precio de la soja superior a USD 400 por tonelada, lo que implicaba una recaudación de al menos USD 6.000 millones hasta fin de año.

Este cálculo también incluía ingresos de otros cultivos. Hasta finales del primer semestre, la Bolsa de Comercio de Rosario reportó que el agro había aportado USD 2.700 millones en recursos fiscales, cifra que más que duplicó la recaudación del mismo período del año anterior, aunque quedó por debajo de los récords de 2021 y 2022 por más de USD 2.000 millones.

Si bien se anticipaba que la cosecha de este año no aportaría el mismo volumen, el desplome de los precios no estaba en los planes de la administración.

En este nuevo contexto, la promesa de Caputo de restablecer el superávit financiero este mes podría complicarse. El ministro había anticipado que en julio, debido a los fuertes pagos de deuda, no se logró un superávit financiero, aunque sí un resultado primario positivo. Aseguró que la situación se revertiría en agosto, pero hasta ahora el mercado mantiene ciertas dudas.

Desde la semana pasada, el Banco Central ha realizado compras modestas, acumulando USD 250 millones en agosto, lo que ha mejorado el clima entre los inversores. El riesgo país ha disminuido ligeramente, aunque sigue por encima de los 1.500 puntos básicos.

La perspectiva de una menor disponibilidad de divisas y recursos fiscales no contribuye a reducir ese nivel. Sin embargo, las acciones han registrado cinco jornadas consecutivas de aumento y los dólares financieros han bajado, estabilizándose por debajo de los $1.300.

A medida que la volatilidad que afectó a los mercados internacionales ha disminuido, un nuevo desafío se presenta con la caída de los precios de las commodities agropecuarias.