El gobernador, el gabinete y la Legislatura: austeridad y cosas concretas
Por Santiago Costa
El tiempo no para y el gobernador Nacho Torres tampoco. La vorágine que despliega a su alrededor es difícil de seguir para sus funcionarios, para el periodismo y muchas veces para sus votantes. Parte de esa vorágine se compone de hechos reales y parte de ilusionismo.
Hechos y promesas
A casi seis meses de gestión podría decirse que los dos pilares en los que se asienta la gestión, en términos de percepción pública de cambio y hechos concretos, son Educación y Salud.
Ambos funcionarios recorren las localidades, equipan sus áreas (sea con calderas, más médicos en el interior o más ambulancias) y lanzan iniciativas como el Plan de Alfabetización o un nuevo acuerdo en el histórico conflicto entre los jubilados de Madryn, PROSATE y PAMI.
Otros funcionarios, si bien muy trabajadores, son confrontados por la realidad y caen en la tentación de la promesa. Uno es el ministro de Seguridad Héctor Iturrioz, que prometió para Comodoro 200 cámaras de seguridad antes de fin de año. O el mismo gobernador cuando dijo que quiere hacer “un Centro de Monitoreo que sea el más grande de toda la Patagonia”.
Iturrioz y su par de Salud Sergio Wisky enfrentarán las reactivadas paritarias policial y de salud respectivamente, que ya bordean las medidas de fuerza y el conflicto social.
Molinete
Los posibles cambios en el gabinete de Torres hasta ahora serían estos: saldría Digna Hernando de Producción y entraría Florencia Papaiani; saldría Elba Willhuber de Familia y entraría Laura Mirantes; saldría Facundo Ball de Economía y entraría Andrés Meiszner, que a su vez sería reemplazado por Guillermo Aranda.
Digna Hernando ha tenido una gestión invisible, pero correrla es también una señal contraria a su mentora, Ana Clara Romero, que no atraviesa su mejor momento con el gobernador.
En el caso de Florencia Papaiani implica una notoria incoherencia ideológica, pero el makcarthysmo está tan en el llano que tal vez sea su mejor opción de sobrevida política en términos de administración de recursos para construir relaciones.
El caso de Elba Willhuber es particular, porque su gestión no es notoriamente disfuncional (visita las localidades, no fue desgastada por escándalos ni reclamos públicos), lo que tal vez requiera otro tipo de explicación.
Las virtudes más visibles de Mirantes son que recorre permanentemente las localidades del interior, siempre está al pie del cañón y sabe trabajar en equipo con otros ministerios.
Pero Mirantes tiene formación policial, desconoce teórica y prácticamente los programas que se ejecutan en Familia. Su mayor activo es su intención de voto y estaríamos en presencia de la construcción de una candidatura para 2025.
El caso de Meiszner tiene incluso tintes literarios, una suerte del camino del héroe, de Ave Fénix. Es imposible obviar cada vez que se lo menciona que fue Secretario de Trabajo, ministro de Educación, ministro de Gobierno y Ministro Coordinador de Gabinete del ex gobernador Mariano Arcioni.
A esta incoherencia político-partidaria, tan olvidable, ahora se suma este criterio “multi-task”, solo comparable a José Grazzini, renunciado ministro de gobierno de Arcioni que nueve meses después asumió el ministerio de Educación del mismo Arcioni. ¿Cuál es el límite de la rotación de Meiszner?
¿La casta?
En simultáneo con la difusión periodística de la planilla, con los viajes y viáticos de los legisladores, el gobernador les pidió austeridad. “Están gastando una fortuna en viáticos. Vamos a regularlo. La Legislatura debe tener la misma austeridad del Ejecutivo”.
El legislador peronista Emanuel Coliñir le contestó “que se ocupe del Ejecutivo y los diputados del legislativo y los magistrados del poder judicial, porque eso es una República. Si quiere tomar decisiones en la Legislatura, se hubiera candidateado para vice, porque nadie cuestiona los gastos del gobernador en sus funciones”.
También le pidió que reglamente la Emergencia Alimentaria en Chubut. “El gobierno con agenda pública es una Ferrari, pero a la hora que se ponga en funcionamiento para que la decisión se haga efectiva son una carreta”.
La política ya no tiene margen con la sociedad para el abuso de privilegios con los fondos públicos, característica esencial de “la casta”.
Los legisladores tienen que demostrar que viatican para reuniones de trabajo y no partidarias o sindicales, algo más fácil de probar en viajes al interior provincial que a la capital federal. Torres tiene un punto ahí
Pero Coliñir también tiene un punto cuando advierte que Torres quiere usar de “punching ball” a la Legislatura, como lo hizo Das Neves en 2016 (en contextos muy distintos) para armarse una oposición a medida y confrontar para construir narrativa política.
Solo queda pedir austeridad y cosas concretas.
