Ingenuo Chubut
Por Santiago Costa
El gobierno nacional chocó su programa económico gradualista contra la realidad y pidió dinero al FMI, a cambio de reducir drásticamente el déficit fiscal. O los subsidios a la energía y el transporte -o al alicaído consumo interno-, que hoy son sinónimos.
En este marco de acentuada malaria y con una recesión histórica en puerta -se exporta poco, se importa mucho, la sequía redujo la cosecha del campo y nuestro comprador Brasil no levanta), el gobierno busca tallar en la piedra del presupuesto los doce mandamientos del ajuste pactado. Son 300 mil millones de pesos.
Varias provincias lideradas por Córdoba pretenden que 50 mil millones de pesos del ajuste sean absorbidos por provincia y ciudad de Buenos Aires, que tienen sus tarifas de agua y energía subsidiadas por nación, o sea, por el resto de las provincias.
Para evitar eso -el tiro de gracia a sus delfines electorales-, la Casa Rosada negocia con las provincias por bloques, intentando contrarrestar pérdidas de subsidios o regímenes impositivos con refinanciamiento de deuda a más largo plazo, pasar transferencias no automáticas a coparticipación, etc.
Según el Instituto del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), San Juan (12,3%), Santiago del Estero (11,8%), San Luis (8,0%) y Córdoba (5,9%) encabezan el ránking de las ocho provincias con superávit fiscal después del pago de intereses de deuda. Mientras que Jujuy (-17,9%), Santa Cruz (-18,9%) y Chubut (-19,15%) están al tope del otro extremo de la tabla de los 16 distritos en rojo, incluida CABA.
Una forma de apreciar como ve la Casa Rosada a las provincias, según su cercanía o lejanía, es notar como las “agrupó” para recibirlas a negociar.
Primero recibirán, sola, a Chubut.
Luego se reunirán con los cinco distritos oficialistas donde Cambiemos es gobierno: Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Jujuy, Mendoza y Corrientes.
Neuquén, Misiones y Río Negro gobernadas por partidos provinciales tendrán su propia reunión.
Seguirá el peronismo no kirchnerista de Córdoba, Salta, San Juan, Chaco, Tierra del Fuego y Entre Ríos.
Las denominadas «díscolas» esperan su turno para ser convocadas. Son Santa Cruz, Santa Fe; La Pampa, San Luis, Formosa, Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero.
La Casa Rosada reducirá al mínimo la obra pública en las provincias y plantea que se realicen con el esquema PPP (Participación Público-Privada) o deuda provincial. Tantea eliminar el subsidio al gas en “zona fría” -50 mil millones de pesos-, que incluye a la Patagonia.
Las provincias pretenden que nación salde las deudas que tiene con ellas -partidas subejecutadas- antes de negociar los 270 mil millones que se repartirán ente ellas. De esos 270 mil millones, 4 mil millones corresponderían a Chubut. Es el 1,5%.
Delirios en reparación
En tiempos de manta corta, donde todos manotean para evitar el frío presupuestario, pretender plantear una “reparación histórica” es, a lo menos, trasnochado. Con tener la razón histórica no alcanza y con tener la razón de los números, tampoco. Se debe tener la razón política, esto es la correlación de fuerzas a favor.
Veamos semejanzas y diferencias con el caso bonaerense. Ambas fuero perjudicadas en los ochentas, cuando la nación y ambas provincias eran gobernadas por el radicalismo. Ambas aportan exageradamente más a la nación de lo que reciben. Chubut tiene poco peso en el padrón electoral nacional. Provincia de Buenos Aires está groseramente sub representada en la Cámara de Diputados.
¿Por qué entonces tuvo reparación histórica Buenos Aires? Primero: porque por primera vez en mucho tiempo, el gobernador (a) no es una amenaza política para el presidente. Duhalde era una amenaza electoral para Menem, Scioli para Cristina. Mauricio Macri no teme a Maria Eugenia Vidal, que es su subordinada política.
Segundo: La reparación bonaerense se dio en el marco de una bonanza económica -lluvia de dólares financieros- y una renegociación con las provincias por la reforma jubilatoria y la coparticipación del 15% que las provincias aportaban a la Anses.
Realmente pensar que una provincia con poco peso electoral -pero tres senadores-, un gobernador primerizo y sin partido (provincial ni nacional) va a sacar una reparación histórica en este contexto es ridículo. Más cerca se hubiera estado en la época de Néstor Kirchner en la Casa Rosada y Mario Das Neves en Fontana 50, en 2006 o 2007, con sintonía fina y tasas chinas. Pero nadie pide una reparación histórica cuando tiene plata.
