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Arcioni teme a las muchedumbres.

Por Ricardo Pereira

Que feo que es dar buenas noticias.

El gobernador Mariano Arcioni no tiene paz, social. A los empleados públicos en general y a los docentes en particular les resulta dificultoso olvidar que no cobran sus salarios con aumentos acordes a la inflación, sino escalonados.

Algunos intentan recordárselo con paros, con daniños colaterales. Otros gustan de las movilizaciones masivas a Rawson. Hay quienes prefieren tentar la suerte en las rutas y quién dice, en los yacimientos. Pero todos yugan.

Que haya forcejeo en las puertas de Casa de Gobierno en Rawson no es llamativo. Pero que haya disturbios en una entrega de casas, eso sí que no pasa todos los días.

Quiso diosa fortuna que los afortunados adjudicatarios de viviendas del sindicato metalúrgico UOM fueron testigos y protagonistas de corridas con la policía «en la puerta de su hogar».

Un grupo de docentes y estatales indignados se presentó en el acto para «hacerse sentir» y vaya que lo sintieron todos. Un operativo policial desmedido mostraba el temor oficial. Abucheos y silbidos en medio de las palabras del gobernador lo ubicaron como claro «visitante».

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El gobernador ingresó a una de las viviendas adjudicadas y se le complicó la salida. A partir de ahí la policía entro en acción como solo la policía sabe hacerlo: torpemente. Tan torpemente que «detuvo» al voleo nada menos que a uno de los adjudicatarios de las vivendas, don Gatica.

Según el cronista Nicolás Maciel, «el Gobernador sale en camioneta, decide hacer marcha atrás por presencia de manifestantes. Comenzó ahí a haber gritos, tumultos, hubo algún golpe, vimos volar parte de un escudo, también vimos algún golpe con palos».

Algunos preferirán enfocarse en que Canal 7 «apagó las cámaras», o sea: los medios frente a la represión. Otros remarcarán que el único detenido no era manifestante: ¡inocente por partida doble!

Acá interesa lo siguiente: no hay que subestimar el miedo a las turbas. Sea en una cancha, en un recital o en una manifestación, cuando un grupo de individuos rodea a una persona, aunque sea «pacíficamente», ésta puede hacer cualquier cosa. Sino pregúntenle al compañero Daniel Varizat.

 

Palo por las buenas.

Cualquiera que quiera aproximarse a lo político desde el realismo -Aristóteles, Maquiavelo, Sun Tzu, Morón, Castelar, su ruta- debe comprender que el gobernante corporiza materialmente el Estado. ES el estado, como diría Luis XIV. Por eso, es «intocable». Si se le puede tocar la nariz al presidente, al gobernador o al intendente, ese estado cae. Su autoridad simbólica cae.

Para que eso no pase, existe el legítimo monopolio de la fuerza por parte del estado y el mandato primero de custodiar la Casa de Gobierno («el castillo») y al primer mandatario («el rey»).

¿Eso justifica la represión? No, pero le da un marco de legitimidad que en otras ocasiones no tiene y hay que tener eso en cuenta a la hora de «ir a buscar» para salir a jugar.

Ph: Madryn Noticias

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