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El peronismo de Chubut busca un líder

Por Santiago Costa

El día de la Lealtad es una buena ocasión para hacer un balance del estado del movimiento nacional justicialista. En general, ser oficialismo da unidad, mientras que ser oposición genera división y fragmentación (aunque el gobierno de Alberto Fernández parece ser la excepción a la regla). Pero si algo caracteriza al peronismo, es la necesidad de un liderazgo.

Peronismo sub 42°

El peronismo de Chubut no hace acto provincial central para el día de la Lealtad (tal vez por las distancias, más cortas para ir a Plaza de Mayo o la Legislatura). En todo caso, los actos son por ciudades.

Si hoy hubiera que hacer un ranking de cuáles ciudades tienen un peronismo “más unido”, sería algo así: Comodoro, Madryn, Trelew, Esquel y Rawson. En Comodoro Luque contiene al peronismo local y en Madryn la alianza Sastre-Eliceche, también. En Trelew el madernismo se apaga, en Esquel hay intentos de una trabajosa unidad y en Rawson sigue el desbande.

Un atributo clave de la conducción (aparte de persuadir, tener iniciativas exitosas y manejar los tiempos) es la “contención”. Contener o representar a la mayoría. Pero la contención política no puede ser solo geográfica, también tiene que ser generacional, de género y sindical.

La conducción de Carlos Linares no contiene a la mayoría (nunca la contuvo, porque su liderazgo nunca trascendió el sur y – peor – nunca fue un candidato ganador).

En términos generacionales, Linares y Salvador Arrechea obstaculizan la llegada de Luque o Sastre al plano de la toma de decisiones. El senador actúa con independencia y muchas veces sin coordinación con el intendente sureño. El presidente del Congreso del PJ, declara con una soltura que no se condice con su cargo (por ejemplo en el tema de la Ley de Lemas). Ambos suelen contradecir a quienes más votos tienen.

La juventud no tiene representación política y la rama femenina tiene liderazgos institucionales, pero no político-electorales (ni las vicepresidencias del partido ni la jefatura del bloque implican lugares de poder real). Eso les impide incidir en la toma de decisiones. 

Los sindicatos que integran la vida del justicialismo se dividen entre los que logran traducir su representación sindical en representación política (petroleros, luz y fuerza, comercio, bancarios, camioneros) y los que no. Salvo los petroleros, ni luz y fuerza, ni camioneros ni comercio se sienten “cómodos” en la situación actual del justicialismo.

¿Podrá contener el justicialismo el voto de la juventud, del movimiento de mujeres y de los trabajadores mientras no les de una cuota de poder que les permita construir una agenda y liderazgos?

¿Podrá un peronista ser gobernador en 2023 sin ser primero líder del peronismo provincial? La jefatura de Carlos Linares puede generar que, de tanto «estar sin ser», Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre dejen de ser vistos como renovación sin haber nunca ejercido el mando. Líder se busca.

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