Así se hace la política en Chubut
Por Santiago Costa
Claudia Loyola, se sumó al oficialismo provincial. La re reelecta intendenta de Camarones fue una de las más fieles al ex gobernador Mariano Arcioni, quizá solo superada por Ariel Molina en Corcovado.
Loyola se sumó a la liga de Intendentes Despierta Chubut, que tiene el mismo nombre que el bloque de legisladores del oficialismo (y algunos anticipan de un inminente partido provincial del torrismo).
En un alevoso ejercicio de realismo político, la intendenta selló un acuerdo con el gobernador Torres para no quedar aislada políticamente ni marginada de las políticas públicas provinciales.
Loyola cultiva un proyecto político local, un vecinalismo que fue aliado de distintos proyectos provinciales, pero no participa de la vida del PJ ni del Frente Renovador.
Torres continúa con su política de alianzas «atrapatodo», repleta de dirgentes radicales, peronistas y libertarios.
Como en la película el padrino, Loyola «beso el anillo» para no sufrir un ahogo financiero (como por ejemplo le pasó a Madryn bajo el gobierno de Martín Buzzi o a Pirámides bajo los gobiernos de Buzzi y Arcioni).
Mágicamente en los días previos y posteriores fueron a Camarones el ministro de Turismo, Diego Lapenna; al presidente de la Autoridad Portuaria de Puerto Madryn, Diego Pérez (para gestionar una política que posicione a la localidad en la ruta de cruceros) y el presidente de Vialidad Provincial, Hernán Tórtola, para gestionar la reparación del acceso a la ciudad.
¡Hasta el vicegobernador Gustavo Menna fue a Camarones a reunirse con los concejales de la localidad!
A estas demostraciones desmedidas de afecto administrativo provincial, correspondieron una serie de declaraciones públicas de afecto político desmedidas de la intendenta para el gobernador.
“Esperamos contar con el apoyo de Torres (…) formar parte de este espacio político nos llena de orgullo, y nos permite que estemos todos cada vez unidos, fomentando el acompañamiento de los municipios y trabajando en conjunto para poder sacar adelante la provincia”.
No es cuestión de condenar moralmente el paso de bando de la Intendenta, que probablemente haya hecho lo mejor para su localidad, ni el desparpajo del torrismo de absorber todo sin distinción (incluso el arcionismo) sino que nadie señale el hecho.
Incluso el servicio de prensa oficial del gobierno, encargado de difundir las actividades de gestión (los hechos de gobierno), cometió la desmesura de difundir el hecho político-partidario («Claudia Loyola se suma a “Despierta Chubut”, el espacio político liderado por Torres») como actividad oficial de gobierno.
No se trata de ensayar un indignación virtuosa por el transfugismo político (ni ensañarse con la intendenta en particular, porque es un hecho generalizado), pero sí nombrar las cosas cuando pasan (y nadie lo nombra).
Porque esta vez fue burdo.