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Por qué Israel acordó un alto al fuego en Líbano pero no en Gaza

Israel y Líbano acordaron un alto el fuego para poner fin a los combates entre el ejército israelí y Hezbolá. El acuerdo, negociado con la participación de EE.UU., entró en vigor este miércoles y establece que Israel retirará gradualmente sus fuerzas en un plazo de 60 días.

Desde el 7 de octubre del año pasado, Israel ha estado en guerra en dos frentes: contra Hezbolá en Líbano y contra Hamás en Gaza, donde los combates continúan sin un armisticio a la vista. La diferencia en la gestión de estos conflictos se debe a que Gaza es una entidad bajo ocupación israelí, mientras que Líbano es un Estado soberano.

A pesar de su superioridad militar, Israel enfrentó dificultades en su operación terrestre en Líbano, sin lograr controlar las ciudades del sur ni neutralizar la capacidad de Hezbolá para lanzar cohetes. Además, Hezbolá ha intensificado sus ataques dentro de Israel, provocando un aumento en las bajas israelíes.

La falta de condiciones para el regreso seguro de los residentes desplazados al norte de Israel pudo haber influido en la decisión del primer ministro Benjamin Netanyahu de aceptar el alto el fuego. También se suma el agotamiento del ejército israelí y las presiones políticas y económicas por reclutar más reservistas.

Las divisiones entre los palestinos y la falta de un liderazgo unificado han complicado las negociaciones para un alto el fuego en Gaza. Expertos indican que la reciente eliminación de figuras clave de Hamás ha dejado a la organización sin una dirección clara para negociar efectivamente.

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Especialistas afirman que «Israel considera que la guerra en Gaza es su principal batalla», dado que Hamás inició el conflicto. La mayor escala de los combates con Hezbolá también ha influido en la decisión israelí de negociar un alto el fuego.

Se destaca que los ataques con cohetes de Hezbolá han tenido un impacto significativo en ciudades israelíes como Tel Aviv y Haifa. Además, las reacciones internacionales, especialmente de aliados como Estados Unidos y Francia, han jugado un papel importante en la decisión israelí.

El acuerdo con Líbano se basa en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que puso fin a la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006. Aunque muchos aspectos del acuerdo son ambiguos, ambas partes han tenido que ajustar sus objetivos iniciales para lograrlo.

A pesar del escepticismo sobre el compromiso israelí con el alto el fuego, tanto EE.UU. como Francia están dispuestos a trabajar con el gobierno libanés para garantizar su cumplimiento. Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto debido a las tensiones persistentes entre Israel e Irán y la situación inestable en Gaza.

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