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Pelotón de partidos en Frentes: fusilamiento de listas

Aunque faltan diez días -¿una eternidad?- para el cierre de lista, se perfilan los candidatos, se cierran los frentes y queda por resolver el elemento crucial: a quién le tocará un asiento en ese bote salvavidas llamado lista de legisladores provinciales y que solo tiene dieciséis asientos (y apenas siete en primera clase).

Los antecedentes: apenas una referencia.

Lo primero a tener en cuenta a la hora de las listas es que en función de la cantidad de lugares disponibles se presenta el orden de los jugadores y las prioridades de las alianzas. No es lo mismo disponer de dieciséis lugares, que de siete, que de cuatro.

En la elección anterior (2017) se dio el siguiente fenómeno: la primera fuerza votada en las PASO (el PJ) llevó varios candidatos y eso le impidió retener su voto en las generales, con fuga de sufragios hacia la otra fuerza contraria a Cambiemos y quedando así en tercer lugar.

Si bien hay que aclarar que la elección de 2017 fue legislativa y a cargos nacionales -en las nacionales no todos los dirigentes se juegan la ropa- y estas de 2019 son provinciales, no es menos cierto que el efecto que generan las PASO (polarizando la elección general entre las dos fuerzas con más posibilidades de vencer y haciendo que el votante elija su preferencia en las PASO pero vote estratégicamente «a ganador» en las generales) será similar si vuelven a presentarse varios candidatos dentro de un mismo espacio y dejan al primero de ellos muy lejos de aquellos de la primera y segunda fuerza.

En todo caso -y aclarando también que el padrón electoral no es el mismo-, la pregunta es ¿cuántas bancas hay disponibles? El sistema electoral chubutense es muy claro, el primero se lleva dieciséis (sobre 27) y el resto se reparte por sistema proporcional d´hont. Pero según la cantidad de votos el segundo se puede llevar diez legisladores o seis.

¿Cuál es el área segura en las listas de estas elecciones si se sale segundo o tercero? Si se tomaran los votos de 2017 y se los tradujera en bancas legislativas, Arcioni se hubiera llevado 16, Cambiemos se hubiera llevado 7 bancas y el PJ, solo 4.

Estas elecciones vuelven a mostrar una lógica similar: paridad entre Cambiemos y el oficialismo provincial (incluso dentro del margen de error +-3% en algunas encuestas) y al PJ tercero, lejos, salvo que logre la proeza de unificar todo su voto, algo que el sistema electoral no favorece.

Habiendo sido ínfima la diferencia entre el primero y el segundo en 2017 -apenas seis mil votos, un 2%-, extrapolando un escenario similar (sabiendo siempre que es apenas una referencia, una maqueta conceptual y no una radiografía actual), los primeros siete lugares son los que configuran el «área segura» de una fuerza que aspira a ganar, pero se puede encontrar con la eventualidad de perder. Serán los primeros cuatro lugares para aquella fuerza con un terreno inclinado por recorrer hasta ganar y que sería un logro por fuera de las probabilidades.

Varados en Barajas

Uno de los factores principales para analizar el armado de listas 2019 es que en esta elección debutará, con toda su potencia, la ley de paridad de género electoral y mujeres y hombres deberán ir intercalados en las listas. O sea que sí o sí entrarán ocho, cuatro y dos mujeres a la Legislatura con las boletas de la primera, segunda y tercera fuerza electas respectivamente.

Este dato no es menor y las mujeres «cotizarán doble» porque no todos los partidos o regiones provinciales tienen la misma cantidad de dirigentes mujeres.

En el frente oficialista, el gobernador Mariano Arcioni debe contentar en primer lugar a sus aliados territoriales Ricardo Sastre y Adrián Maderna (cada uno de los cuales pidieron dos lugares entre los primeros ocho, y al menos Sastre otros dos entre los segundos ocho), con Rossana Artero encabezando por Rawson.

También a referentes regionales como Cecilia Torres Otarola (Trevelin) o «Menen» Fernández (Esquel), asegurando además el «cupo» para Comodoro, con el petrolero Carlos Gómez y los «propios» como Jerónimo García.

La lista del PJ que tiene como candidato a Carlos Linares tendrá -varios- lugares reservados para los gremios que lo impulsan, como Camioneros y la CGT del sur, cuyos legisladores Gustavo Fita y Leandro González podrían repetir. También figuras como Viviana Navarro y Javier Touriñan.

En caso de ganar muchos de estos dirigentes podrían ocupar cargos relevantes en la estructura ejecutiva, como ministerios y entes autárquicos. Pero de perder, estarían a salvo de fuego enemigo. Aquí también será clave la paridad de género con figuras jugadas en la candidatura de Linares, como Erica Caminoa en Madryn. 

En el caso de Gustavo MacKarthy y Omar Burgoa, esos vuelos no estarán sobrevendidos y tal vez les resulte más fácil sumar dirigentes reconocidos en ciudades chicas que en las grandes, donde las estructuras son más cerradas.

El caso de Cambiemos es particular, porque es tal vez el único de los frentes que verdaderamente lo sea, en el sentido de una alianza entre dos partidos fuertes, y eso los obliga a dividir una vez por género, otra vez por los partidos y una vez más por las regiones.

De esta manera, una legisladora radical de la comarca andina como Jacqueline Caminoa es ideal, aunque es más que probable que tenga destino de vice y Manuel Pagliaroni, que ha logrado transformarse en la mano derecha de Gustavo Menna, encabece la lista.

Es muy difícil que el radicalismo y el PRO puedan ir «mano a mano» en los lugares legislativos, porque eso le haría imposible al radicalismo cerrar sus tensiones regionales. Si el PRO es astuto pondrá a disposición candidatas, de las que la UCR adolece aunque no lo admita.

Pero aunque pueda estar Sonia Cavagnini en la lista, será después de Daniel Laudonio, a lo sumo antes que Sebastián López. Si el PRO consigue más de tres lugares, serán después de la restinga que significa el puesto número ocho.

No se debe olvidar tampoco que en las últimas dos elecciones provinciales, contra todos los pronósticos (y contra la propia lógica del sistema electoral, que busca la estabilidad), la boleta ganadora en la categoría legislativa no coincidió con la ganadora a gobernador. ¿Es posible que gane nuevamente una lista legislativa cuyo espacio salga segundo en la categoría a gobernador? Sí.

El apartado de los regionalismos no es menor, no solo por la historia y cultura política de la provincia, sino porque no respetarlo puede llevar a error. El tres veces gobernador Mario Das Neves se empecinó en llevar a su lista legislativa su concepto «no hay pueblos chicos ni grandes», dejó sin legisladores a Puerto Madryn en las elecciones de 2017 y su lista perdió contra una formación clásica de 6-7-2-1 (Comodoro, Valle, Madryn, Cordillera) del PJ.

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