Arcioni no define fecha y Trelew complica la lista legislativa del FDT
Por Santiago Costa
La «cumbre» entre Mariano Arcioni, Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre no generó ningún acuerdo ni despejó la incertidumbre que inquieta al sistema político chubutense: ¿cuándo serán las elecciones provinciales?
El gobernador insiste en que las elecciones vayan unidas a las nacionales, que ya tienen fecha. Las PASO serán el 13 de agosto y las generales el 22 de octubre.
Para que las elecciones sean anticipadas el gobernador debería firmar el decreto de convocatoria esta semana, para cumplir el plazo legal de 90 días previos a fines de junio (el invierno patagónico elimina del calendario electoral al mes de julio).
Los motivos de Arcioni para que se vote con las nacionales siempre fueron dos. El primero es darle tiempo a Sergio Massa para estabilizar la economía y ubicarse como precandidato natural del Frente de Todos a las presidenciales. Pero el ministro no pudo contener ni a la inflación ni al dólar.
En un plano personal, Arcioni necesitaba tiempo para inyectar recursos en su gestión y mejorar su imagen pública, algo que parece haber conseguido.
Con ese piso y la potestad legal para fijar la fecha de las elecciones como elemento de negociación, el gobernador pretende asegurarse el lugar como diputado nacional en la boleta del Frente de Todos.
Todos los actores involucrados saben que unificar las elecciones beneficia a quien sea el candidato de Juntos por el Cambio y a César Treffinger, porque sus candidatos presidenciales miden mejor que quien sea el del Frente de Todos, porque la gestión presidencial tiene una elevada imagen negativa.
El gran problema del Frente de Todos -que invoca Arcioni– es que no tiene definido un mecanismo para resolver su fórmula.
Tanto Luque como Sastre se resisten a ir a una interna partidaria (aunque en público digan lo contrario). Ninguno confía en las encuestas que no sean propias y esperan que la sumatoria de apoyos de intendentes y sindicatos, junto a una guiño del poder central, incline la balanza a su favor.
Pero el tiempo se agota y la negociación no es solo por la fórmula del Ejecutivo, sino por la lista de legisladores. La «unidad» implica unir al oficialismo y al PJ, algo que hoy se traduce en 23 legisladores.
El ganador de las elecciones se queda con 16 de los 27 legisladores. Los otros 11 se dividen por d´hont entre la oposición, que puede generar uno, dos o tres bloques.
En todo caso los lugares que van del 1 al 4 son los «seguros», los que van del 4 al 8 los «probables» y el resto es una apuesta a ganador.
Como siempre, los asientos de ese vuelo están «sobrevendidos». Al PJ que responde a Luque, hay que sumar al sastrismo y al arcionismo.
Por ejemplo Ricardo Sastre no se conformará con menos de los cuatro legisladores que hoy tiene y al menos uno de ellos debe ir entre los seguros y otro entre los probables.
Pero el verdadero problema es el «cupo» para Trelew, ya que ninguno de sus dos representantes (el madernismo y el mackarthysmo) es hoy parte del Frente de Todos.
El madernismo y Gustavo Mac Karthy confían en ganar la intendencia para negociar espacios en las listas legislativas del Frente de Todos. El primero para vencer el veto de Arcioni, el segundo para volver al peronismo y desentenderse de los libertarios.
El arcionismo podría insistir en reconocer como referentes políticos del peronismo trelewnse a los sindicatos de Luz y Fuerza, Comercio, Chusoto y quienes hayan aportado volumen a la campaña de Emanuel Coliñir.
Si el gobernador no adelanta las elecciones, perjudica a los precandidatos a gobernador del Frente de Todos, pero se asegura su diputación.
Pero las elecciones en Trelew definirá en el «cupo» de la ciudad en la lista de legisladores y esa negociación incide directamente en la fórmula del Frente.
