Argentina y Venezuela al borde de romper relaciones diplomáticas
Nicolás Maduro encabezó este lunes la asamblea del Consejo Nacional Electoral en Caracas, donde se proclamó presidente de Venezuela tras las elecciones del domingo 28 de julio. La reasunción del poder se da en un contexto de cuestionamientos internacionales y denuncias de fraude por parte de nueve países.
El mandatario argentino, Javier Milei, fue uno de los primeros en expresarse en la red social «X» tras la demora en la carga de datos. Milei acusó a Maduro de «dictador» y denunció «fraude», afirmando: «Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular».
En respuesta a las acusaciones, Maduro arremetió contra Milei durante su discurso, calificándolo de «bicho, feo, cobarde y estúpido» y desafiándolo: «Desde Caracas digo: no al nazi fascista de Milei. Tiene cara de monstruo, además. Es feo, estúpido. No me aguantas un round, bicho cobarde. Eres un tronco de fascista».
El presidente bolivariano continuó sus críticas, sumándose a los cánticos de sus seguidores: «Milei, basura, vos sos la dictadura. Vendepatria, Milei, cobarde, no me aguantás un round. Feo y estúpido, se saca fotos de estúpido. Sociópata, sádico».
Maduro insistió en que Venezuela ha rechazado el «capitalismo salvaje» y el «fascismo», afirmando que están dando «un ejemplo al mundo». La situación refleja la tensión entre ambos gobiernos y la controversia internacional en torno a las elecciones venezolanas.
Denuncias cruzadas por seguridad de embajadas de Argentina y Venezuela
Dirigentes opositores asilados en la embajada argentina en Caracas denunciaron intentos de ingreso forzado por parte de efectivos policiales. Un colaborador de María Corina Machado alertó sobre el intento de toma de la residencia diplomática.
La canciller argentina, Diana Mondino, confirmó «movimientos extraños» en el exterior de la embajada. «Nuestros representantes nos han avisado que ven gente por las ventanas. Algunos están encapuchados», declaró Mondino a La Nación+. La funcionaria señaló el incumplimiento de las convenciones internacionales, destacando la ironía de que la convención de asilo lleve el nombre de Caracas.
Por su parte, el gobierno venezolano acusó a la administración de Javier Milei de amenazar con «invadir» la embajada bolivariana en Buenos Aires, donde votaron cientos de migrantes venezolanos. Rander Peña, viceministro venezolano Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, advirtió sobre la responsabilidad de Milei por la integridad del personal diplomático.
La ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, generó controversia al afirmar inicialmente que estaba frente a la embajada venezolana «esperando los resultados de las elecciones junto a cientos de personas». Posteriormente, en una entrevista, rectificó diciendo que se encontraba a 20 cuadras del lugar junto a otros funcionarios.
Reconocimiento y rechazo de la comunidad internacional
Los países han adoptado diferentes posturas frente a los resultados de las elecciones venezolanas. Mientras algunos no reconocen el resultado, otros piden un conteo transparente, y unos pocos han felicitado a Maduro.
Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, la Unión Europea, España, Portugal, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Francia, Noruega y la Secretaría General de la ONU no niegan explícitamente el resultado, sino que solicitan más información para poder reconocerlo. Argumentan que la información proporcionada hasta el momento es insuficiente.
Canadá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Italia, Paraguay y República Dominicana directamente no reconocen el resultado y no piden información adicional. Consideran que hubo fraude electoral.
Cuba, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Rusia, China, Siria, Irán, Madagascar, Bielorrusia, Serbia, Qatar y Guinea-Bisáu felicitaron a Maduro por su victoria.
La postura de Rusia y China, ambos miembros de los BRICS, complica la situación para Brasil. Este país forma parte del mismo grupo, pero sus gobiernos tienen una visión sobre Venezuela que difiere significativamente de la de sus socios.