Día de la Lealtad en Chubut: jugadores y botineros
Por Santiago Costa
Mientras el gobernador Mariano Arcioni sonreía y hacía la «v» junto a Alberto Fernández y Cristina Kirchner en La Pampa, todo el justicialismo chubutense reunido en El Hoyo hacía declaraciones incendiarias.
Ricardo Sastre persiste en disputar la conducción del Partido Justicialista, pero lo importante es el mensaje del que nadie habla.
Un hoyo para enterrar infieles
El acto de El Hoyo envió mensajes no solo a Ricardo Sastre y Adrián Maderna. Mucho más importantes fueron los mensajes para Santiago Igón y Alberto Fernández.
Quienes ven obstaculizada su llegada partidaria al esquema de poder central de Frente de Todos, institucionalmente por Mariano Arcioni y políticamente por Santiago Igón, defienden el único espacio de poder que les queda: el Partido Justicialista de la provincia.
Es la única opción que tiene el justicialismo que perdió la elección provincial. Hoy gobierna solo la primera y la cuarta de las ciudades más grandes de la provincia (Comodoro Rivadavia y Rawson) y es probable que solo siga gobernando la primera. ¿Cómo contener tanta estructura dirigencial con solo ocho legisladores provinciales?
Esa es la razón de la virulencia discursiva del encuentro en El Hoyo, con Carlos Linares diciendo que “el partido dejó de ser una puerta giratoria, ya no hay más lugar para los que nunca quisieron estar, se terminó la amnistía”.
O Nancy González pidiendo diferenciar a “aquellos que somos verdaderamente peronistas de aquellos que son oportunistas y usan al Partido como una herramienta electoral, nosotros debemos defender este espacio”.
Con prácticas expulsivas y sanciones más propias de la historia interna del radicalismo, el justicialismo chubutense pretende mantener fuera de la disputa interna por la conducción del partido, al vasto sector del peronismo que optó por una alianza con el gobernador Mariano Arcioni. Aquí no hay unidad peronista.
Esta discusión está incluso sobre actuada. Aún si se adoptara la propuesta de Javier Touriñan para una gran interna partidaria al interior del PJ con los ex chusotistas (lo que claramente se rechazó en El Hoyo), la correlación de fuerzas les es absolutamente desfavorable.
Ricardo Sastre y Adrián Maderna saben que aunque se abrieran las puertas para una interna, es improbable que la ganen. La experiencia reciente de la lista Celesta y Blanca en 2017 dejó en claro que no es fácil lograr un armado provincial que atraviese todos los requisitos reglamentarios.
Jugadores y botines
¿Qué va a pasar con la conducción de todas las delegaciones del estado nacional en la provincia? PAMI, ANSES, la Dirección de Migraciones, el Instituto Nacional contra la Discriminación y la delegación de Desarrollo Social, entre muchas otras. Esa pregunta tiene un solo destinatario: Alberto Fernández.
Por eso el verdadero mensaje de El Hoyo es ese: el gobernador será un massista aliado, pero el Partido Justicialista somos nosotros. No solo Santiago Igón y La Cámpora.
Nancy González buscará recuperar la sede de Migraciones en Madryn, que controló hasta 2015. ¿La Cámpora volverá a controlar la sede de ANSES en Esquel? ¿Irá por el Inadi en Madryn? El justicialismo de Comodoro y de la Cordillera también buscará hacer pie en las estructuras nacionales.
Es muy poco el margen que tiene Mariano Arcioni para disputar delegaciones nacionales, considerando el enorme pedido de auxilio financiero que hará a un futuro gobierno de Alberto Fernández.
Pero la delegación del ministerio de Desarrollo Social en Trelew, aún desarticulada como la dejó cuatro años de gobierno de Cambiemos, será clave en los difíciles días futuros. Será fundamental para dar una respuesta social inmediata, contender los conflictos a tiempo y hacer política. Esa es la joya de la corona del estado nacional en la provincia, a la que Adrián Maderna difícilmente renuncie.