El golpe de Linares
Por Analissa Del Real
El intendente que supo ganarle la interna a los valletanos Gustavo Mackarthy y Omar Burgoa con el mismo empujón que sacó de la cancha a Gustavo Menna (Cambiemos) no para de recorrer la provincia.
Logró forjar la unidad partidaria (gracias también a la responsabilidad de los vencidos) y apoya fuerte a Florencia Papaiani, adivinando que por la magnitud de la crisis social, Trelew será la madre de todas las batallas.
Cobrar la mínima
Con escenarios competitivos para sus candidatos en Trelew y Puerto Madryn, pero que dependen de un batacazo, Carlos Linares consolidó un piso considerable de intención de voto, basado en la unificación del voluntades que se expresó en la interna del Frente Patriótico. Apuesta a ello centralmente en Comodoro, donde esta vez deberá salir primero y por mucho.
Si el total del Frente Patriótico sumó 101 mil votos frente a los algo 98.671 mil votos de Chubut Al Frente, Carlos Linares debe soldar ese voto panperonista, como parece estar lográndolo.
También deberá ir en buscar del voto de los 146 mil chubutenses que no votaron en las PASO (30% del padrón) y quienes anularon su voto o votaron en blanco (10% del padrón).
En Esquel no fueron a votar 9.600 vecinos y el voto nulo sumado al blanco (incentivado por la boleta corta del vecinalismo) rozó el 20%, casi 4 mil votos.
En Madryn fueron 24 mil quienes no ejercieron su voto. En Trelew 9.700 personas anularon su voto o votaron en blanco y 30.700 trelewenses en condición de votar, no lo hicieron.
Carlos Linares sabe que un porcentaje del voto de Gustavo Menna irá como voto útil a Mariano Arcioni para impedir un triunfo del PJ.
Rodando
Carlos Linares recorre sin cesar la ruta 25, pisa los pueblos de la meseta y la cordillera repitiendo un mantra antiminero y refinanciador de la deuda provincial.
Pero no logra impactar bajo la línea de flotación del arcionismo, ni siquiera con oportunidades a la carta, como la vuelta al pago escalonado (de aumentos) a los empleados estatales.
Algunos aliados reprochan al candidato su excesivo pulmonismo, una especie de vocación basista que prescinde del financiamiento y la más mínima estructura proselitista (desde un elemental chofer, hasta un también elemental Jefe de Campaña).
El pase de Leonardo Rocha -dueño de El Comodorense y su histórico operador mediático- al arcionismo, de la mano de su mecenas Jorge Loma Ávila, le generó un agujero negro a Carlos Linares que nunca logró revocar, como su errática campaña digital lo demuestra en las redes sociales.
Anécdotas del intendente llegando tarde a un cierre de listas, engrasado por tener que haber cambiado una goma en la ruta, pueden aportar una mística a lo Pepe Mujica, pero ciertamente no transmiten la impronta de estadista que, en términos de gestión, Carlos Linares podría cultivar.
Si es comprensible no tocar un centavo de los fondos municipales de Comodoro, no lo es tanto la ausencia del famoso aparato del pejota, que no es solo los colectivos para movilizar, sino básicamente la capacidad de financiamiento de una campaña. ¿Es cierto que ninguna empresa petrolera aportó a la campaña?
No hay fondos para las campañas locales, pero tampoco para la provincial. No inspiran confianza en su éxito los dirigentes que no apuestan por sí mismos.
A pesar de las recorridas por ciudades y barrios, los debates frustrados por la ausencia del gobernador y las quejas mediáticas, Carlos Linares necesita generar un hecho político que ponga al arcionismo a la defensiva.
Debe lograr proyectar una imagen ganadora.
El anuncio de la candidatura Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner puede aportar mística, pero ciertamente no nacionaliza la elección. La campaña necesita un golpe de horno, de timón o de suerte.