En su bendición pascual el Papa Francisco pidió el fin de la guerra en Gaza
A solo días de su reciente alta de la grave infección pulmonar que lo tuvo internado en terapia intensiva, el Papa Francisco reapareció nuevamente en público este domingo en el balcón de la basílica de San Pedro.
El sábado previo sorprendió a los fieles al acudir a rezar a la basílica de San Pedro antes de la Vigilia del Sábado Santo, y durante la Semana Santa visitó la cárcel romana de Regina Coeli.
Ayer el Papa sorprendió a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro al recorrerla en el papamóvil tras la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, donde realizó un contundente llamado a la libertad religiosa como pilar fundamental para la paz mundial.
Durante la bendición, el pontífice argentino de 88 años, sentado en su silla de ruedas y sin las cánulas de oxígeno, deseó una «Buena Pascua» y delegó la lectura del mensaje pascual en el maestro de ceremonias, Diego Ravelli.
Posteriormente, y de manera inesperada, recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil durante varios minutos, deteniendo el vehículo para bendecir a algunos niños. Si bien se notaba cierta dificultad en sus movimientos, su presencia generó gran emoción entre los asistentes.
Paz en la tierra
«No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás», afirmó Francisco.
El Papa se mostró visiblemente debilitado pero activo en su rol pastoral. La misa del Domingo de Resurrección fue oficiada por el cardenal Angelo Comastri, mientras Francisco se limitó a desear una «Buena Pascua» antes de la bendición.
En su mensaje pascual, el pontífice realizó un enérgico llamado a todas las partes involucradas en el conflicto de Gaza, instando a un cese del fuego, la liberación de los rehenes y la asistencia humanitaria para la población afectada.
También alertó sobre el «creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo» y por la «comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria».
El Papa también criticó la escalada armamentística global, afirmando que «la paz tampoco es posible sin un verdadero desarme». Pidió a los líderes políticos «no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo».
Francisco condenó particularmente los ataques a hospitales y trabajadores humanitarios, recordando que «lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad».
Visitas extraordinarias
En un hecho significativo, el Papa recibió brevemente al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en su residencia de Casa Santa Marta, para un saludo e intercambio de felicitaciones por la Pascua. El encuentro, que duró solo unos minutos, se produjo en un contexto de relaciones complejas entre la Santa Sede y la administración Trump.