La devaluación en Brasil genera incertidumbre en la economía argentina
La devaluación del real en Brasil encendió alarmas sobre la competitividad de la economía argentina. El tipo de cambio del real cayó un 3,1% entre el miércoles y el jueves, alcanzando los R$6 por dólar, lo que ha acentuado el atraso cambiario en Argentina.
Como resultado, el tipo de cambio real se situó por debajo de los niveles del 9 de diciembre, complicando aún más las cuentas externas que llevan cuatro meses consecutivos en déficit.
Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, advirtió que “la mayor depreciación del real muestra la vulnerabilidad de un régimen de tipo de cambio semi flexible”.
Según él, la falta de adaptación del tipo de cambio a las fluctuaciones del resto de las monedas frente al dólar profundiza la pérdida de competitividad y dificulta restablecer el equilibrio en la cuenta corriente, especialmente en una economía sin acceso al financiamiento internacional y con altos compromisos de deuda.
El Banco Central publica diariamente el Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), un indicador clave para evaluar la competitividad local. Este jueves, el índice cayó a 80,2 puntos, su nivel más bajo desde el 9 de diciembre de 2023. En ese momento, había alcanzado 80,4 puntos y luego descendió a 79,8 puntos tras la megadevaluación que ocurrió el 13 de diciembre.
Esa inyección inicial de competitividad permitió al gobierno acumular seis meses consecutivos de superávit gemelos entre diciembre y mayo, generando ingresos por USD12.123 millones.
Sin embargo, el crawling peg del 2% mensual y una inflación superior han deteriorado esa competitividad. Desde junio, el gobierno ha enfrentado cuatro meses consecutivos de déficit en la cuenta corriente, acumulando un total de USD3.860 millones.
El ITCR bilateral con Brasil, crucial dado que es el principal socio comercial de Argentina, también se encuentra en su peor momento. Este jueves cayó a 73,8 puntos, muy por debajo del mínimo registrado antes de la asunción de Milei.
Con las vacaciones de verano a la vista y un aumento previsto en el turismo hacia Brasil, se anticipan meses difíciles para la cuenta corriente externa, con una fuga potencial de USD3.000 millones.
La expectativa oficial es que los desembolsos del FMI ayuden a cubrir este déficit a lo largo de 2025, mientras se espera que aumenten los ingresos provenientes del RIGI y Vaca Muerta.