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Mariano Arcioni entre derrotas y victorias

Por Santiago Costa

Mariano Arcioni es el gobernador con peor imagen de Argentina. Los empleados públicos lo desprecian por cobrar sus sueldos atrasados. Los ambientalistas lo ven como un individuo maligno que impulsa la contaminación por un puñado de dólares. Los padres de los alumnos están indignados porque sus hijos e hijas tienen clases en forma intermitente hace años. Sus votantes forman un ejército de arrepentidos.

Pero el gobernador parece haber tomado aire con un par de victorias políticas recientes, algunas menores y otras no tanto.

Las derrotas

El conflicto posterior a la visita del presidente Alberto Fernández a la Comarca Andina fue una derrota para el gobierno, que vio peligrar su fuente última de financiamiento.

La renuncia del ahora ex presidente del Banco Chubut, Javier Alvaredo, por resistencia a la autoridad en estado de ebriedad en un control de tránsito, también fue una derrota del gobierno.

Los intentos fracasados en diciembre, febrero y marzo para que el proyecto de zonificación minera fuera tratado en la Legislatura, también fueron una derrota para el gobierno.

La ruptura definitiva del bloque oficialista con la creación del bloque Chubut Unido, también fue una derrota para el gobierno (aunque algunos vieron tan solo un sinceramiento de la situación).

Las victorias

El pago a partir de noviembre del 2020 de una masa salarial completa a los trabajadores estatales (dejando sin embargo una deuda importante de salarios previos y medio aguinaldo) fue el principio de una mínima estabilidad del gobierno y por eso una victoria.

El acuerdo logrado con los sindicatos docentes, con la visita del ministro de Educación de la Nación Nicolás Trotta mediante, también significó una victoria regalada para el gobierno.

El aumento en la recaudación de abril (producto del repunte del precio del petróleo y las regalías; de la coparticipación federal y de la disminución en los pagos de la deuda externa reestructurada) permitió al gobierno por primera vez en muchos meses tener superávit fiscal. También dejar de recurrir al nocivo endeudamiento en Letras del Tesoro.

Esa victoria del gobierno responde a variables externas y por eso es frágil en su duración. Pero objetivamente aumentó su margen de maniobra para lograr un acuerdo con los trabajadores estatales para pagar la deuda salarial (que en el mejor de los casos será en cuotas hasta diciembre de 2021).

El rechazo en la Legislatura a la Iniciativa Popular, que prohibía la minería en toda la provincia, fue sin dudas una victoria para el gobierno. También lo fue el manejo del levantamiento del corte en ruta 3 sin heridos ni detenidos por la medida de fuerza. La posterior conferencia de prensa del ministro de Seguridad Federico Massoni, capitalizando políticamente el hecho, así lo demuestra.

Las condenas a ex funcionarios de primera línea del último gobierno de Mario Das Neves en la causa Revelación también es una victoria para Mariano Arcioni. ¿Por qué? Porque actualiza la narrativa de la herencia de una provincia endeudada y corrupta, quitando culpas a la actual administración. Un relato que sin dudas explota el ministro Massoni.

Pendientes

Queda por ver si el gobierno logrará desactivar los conflictos gremiales -como ya lo hizo con una fracción de ATE- con los sindicatos de Salud, Judiciales y Auxiliares de Educación. Conflictos que por ahora no se sintieron en la opinión pública, pero esa situación puede variar.

También está abierta la incógnita sobre la aprobación en la Legislatura del pliego de Miguel Arnaudo, propuesto por el gobernador como nuevo presidente del Banco Chubut. Si el oficialismo junta con facilidad los 14 votos para aprobarlo, será una indudable victoria para el gobierno.

El cuenco electoral

Todo esto tendrá impacto en el plano electoral. El justicialismo se encuentra tensionado entre el bloque Comodoro y el Grupo Madryn y ambos con la Casa Rosada y el Instituto PatriaSolo un milagro peronista lograría una lista de unidad y en el caso de una interna competitiva, que el que pierda acompañe.

La escudería Cambiemos se debate entre mantener la alianza del radicalismo con el PRO -lo más probable- o no, postura que sostiene el ex senador y pre candidato al senado, Mario Cimadevilla.

La incógnita pasa por si habrá tres listas o dos. O sea, si el sector de Gustavo Menna, Iván Pagliaroni, Jacqueline Caminoa y los intendentes, lograrán un acuerdo de unidad que impida una lista propia del PRO o no.

El oficialismo se encuentra en una posición insólita. El gobernador, de pésima imagen pública, impulsa a sus ministros de Seguridad, Federico Massoni como senador y al de Salud, Fabián Puratich, como diputado. Uno convoca al voto conservador, que quiere orden y seguridad. El otro a un voto progresista, de buena relación con los intendentes y los gremios.

¿Son compatibles en una misma boleta? ¿Harán campaña por separado? Los electores ya no votan partidos, sino candidatos, pero ¿lograrán el milagro de «despegarse» de la imagen del gobernador?

Hasta ahora cuentan con dos activos: su fuerte instalación en la opinión pública (conocimiento) y la precaria unidad que da ser gobierno. Más de lo que, por ahora, pueden exhibir sus oponentes.

¿Lo imposible se transformó en posible?

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