Máxima inestabilidad en España por posible renuncia de Sánchez
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, puso en duda su continuidad al frente del Ejecutivo después de que un juez decidiera abrir una investigación a su esposa, Begoña Gómez, por presuntas actividades relacionadas con tráfico de influencias.
Sánchez asegura que estas acusaciones son infundadas y responden a una campaña azuzada por la derecha y la extrema derecha. Considera que con las acusaciones a su familia se cruzó una línea roja que no está dispuesto a tolerar.
La denuncia en un juzgado de Madrid contra Begoña Gómez fue interpuesta por el sindicato ‘Manos Limpias’, una organización de extrema derecha con hiperactividad en los tribunales.
Después de que el juez decidiera dar curso a la denuncia y abrir la investigación, Sánchez compartió una carta en la que anunció que cancelaba su agenda política y abría un periodo de reflexión hasta el lunes, cuando comunicará su decisión final.
En la carta, Sánchez acusa al Partido Popular y a Vox de no haber aceptado el resultado electoral del pasado 23 de julio, cuando a pesar de quedar por detrás del candidato del PP, consiguió conformar una mayoría parlamentaria. Según Sánchez, esta falta de aceptación ha llevado a ambas formaciones a atacar su vida personal.
El presidente asegura que nunca ha tenido apego al cargo «a pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política» han hecho sobre él. Considera que la estrategia de la derecha y la extrema derecha consiste en deshumanizar y deslegitimar al adversario político «a través de denuncias tan escandalosas como falsas».
La carrera política de Pedro Sánchez ha sido singular. Desde sus inicios a los 21 años como militante raso hasta su actual posición como presidente, ha demostrado una extraordinaria capacidad para dar golpes de efecto que cambian drásticamente escenarios adversos.
El socialista al que su propio partido no quería
Cuando Pedro Sánchez ganó las primarias del PSOE en 2014, era un personaje poco conocido. Doctor en Economía, profesor universitario y exjugador de baloncesto, se unió al PSOE a los 21 años, en 1993.
Antes de postularse a las primarias socialistas, había sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado. Para financiar su campaña para la secretaría general del PSOE, utilizó crowdfunding. Recorrió miles de kilómetros en su auto para obtener los votos socialistas, hospedándose en las casas de los militantes en los pueblos que visitaba.
Fue elegido secretario general con la tarea de revitalizar un partido que había perdido la confianza de sus votantes debido a la gestión de la crisis económica a partir de 2008 y los malos resultados en las elecciones de 2011.
Sin embargo, durante su candidatura a la presidencia del gobierno, el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia en las elecciones de 2015 y 2016.
Tras las elecciones de diciembre de 2015, en las que el PSOE quedó como segunda fuerza por detrás del Partido Popular (PP), Sánchez fue propuesto como candidato a presidente del gobierno, pero no obtuvo los apoyos necesarios en el Congreso. Esto supuso la primera investidura fallida en el actual período democrático en España.
En esta ocasión, el PP volvió a ganar y el PSOE quedó segundo. El candidato conservador fue propuesto para la presidencia, pero Sánchez se negó a apoyar la investidura de Rajoy. Esto, sumado a una guerra interna en su partido, le costó su cargo como secretario general del PSOE el 1 de octubre de 2016 y, posteriormente, su renuncia al acta de diputado.
Cuando parecía desaparecido de la vida política, Sánchez regresó para volver a presentarse a las primarias de su partido. Fue un momento de gran división, en el que se enfrentó a la presidenta de la Junta de Andalucía,Susana Díaz, quien había defendido una abstención que facilitara la investidura de Rajoy.
Sin el apoyo del aparato del partido, Sánchez usó la misma fórmula que la primera vez: recorrió los pueblos españoles en su coche. Con su famoso «no es no» a Rajoy y enarbolando la bandera de la izquierda, logró convencer a las bases socialistas, que lo eligieron de nuevo como su secretario general.
Su ascenso a la presidencia de España y su breve primer mandato
En junio de 2018, Pedro Sánchez asumió la presidencia de España tras destituir con una moción de censura a su predecesor, el conservador Mariano Rajoy, cuya imagen se vio afectada por casos de corrupción en el Partido Popular. Para lograrlo, obtuvo el respaldo de Podemos y de los independentistas vascos y catalanes.
El respaldo de estos últimos fue utilizado por los partidos de derecha para criticar a Sánchez, acusándolo de traicionar a España y poner en riesgo la unidad del país.
Su primer mandato presidencial duró solo diez meses, ya que los independentistas catalanes, descontentos por la negativa de Sánchez a negociar un referéndum de autodeterminación, no respaldaron sus presupuestos para 2019. Esta situación lo llevó a convocar elecciones anticipadas.
