PJ, UCR, PRO y Chusoto: estrategias, discursos y adversarios en las PASO
Se profundiza la campaña electoral en Chubut y comienza a verse, en las palabras y en los hechos, la estrategia de cada partido político.
Muy Juntos por el Cambio
Hasta ahora Juntos por el Cambio logró mantener una interna «civilizada», sin operaciones políticas dañinas ni carpetazos. Coinciden: el enemigo es el kirchnerismo, al que «hay que frenar en el Congreso».
Después del Covid que lo mantuvo inmovilizado, Sergio Ongarato muestra mayor actividad territorial y energía en el discurso mediático.
Pero Gustavo Menna sigue siendo, de hecho, el frontman y despliega iniciativa ante la coyuntura nacional, que dejó expuesta a la Casa Rosada, con su propuesta de amnistiar a todos los procesados por violar la cuarentena.
Es ahí donde el radicalismo se siente más cómodo, mostrándose como la oposición nacional al kirchnerismo. A eso agrega que sus dirigentes tienen «más trayectoria» en la provincia y la conocen más que los dirigentes del PRO.
El PRO hace de esa necesidad una virtud: «somos el recambio», la gente quiere caras nuevas. Nacho Torres y Ana Clara Romero despliegan mayor carisma y destreza en la arena mediática en comparación con sus colegas radicales, de perfil más acartonado.
Recorren sin parar la provincia pero también se valen de fotos con la «terminal» nacional de Juntos por el Cambio: el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Federales de ocasión
En años pares (no electorales) el gobierno provincial prioriza la gestión, la coordinación entre Nación, Provincia y municipios.
Pero en años impares y de campaña, el gobierno provincial despliega un discurso federal y combativo. Pleno de reivindicaciones y acusaciones de discriminación en el presupuesto y saqueo de la renta que generan los recursos naturales.
Este discurso fue propio del último período político de Mario Das Neves (que no fue el mismo de la etapa 2003-2009), signado por la debilidad partidaria que lo desancló de la dinámica nacional.
Luego de cuatro años de crisis económica que lo obligó a solicitar permanentes auxilio financieros a la Nación, los candidatos del gobernador Mariano Arcioni ensayan un discurso reivindicativo.
Fabián Puratich y Vanesa Abril hacen campaña en clave senatorial, como representantes del estado provincial y no del pueblo de la provincia como corresponde a un diputado.
Al igual que Federico Massoni, tratan a los legisladores nacionales del Frente de Todos como meros delegados del poder central.
El mejor ministro del peor gobierno está acompañado nada más ni nada menos que por la administradora del relato de la gestión provincial.
Vanesa Abril es quien produce las gacetillas que intentan dar volumen a una gestión ampliamente deficitaria y quien negocia las pauta con los medios.
Si el Frente de Todos no logra desangelar esa candidatura será un grosero error de campaña.
Queda por ver como se adaptan los tres funcionarios a la nueva etapa de la campaña a partir del miércoles dieciocho, con los actos de gestión prohibidos por la veda.
De Frente a Todos
El Frente de Todos tiene una contradicción fundamental. Desde la Casa Rosada se pide un objetivo excluyente: impedir que Juntos por el Cambio gane senadores. Eso implica no obstaculizar la candidatura de Federico Massoni.
El discurso de Carlos Linares, que plantea un equilibrio entre alinear la Provincia con la Nación y al mismo tiempo «hacerla valer» es realmente difícil de vender. Suena contradictorio.
Al mismo tiempo la campaña nacional que pide infundir confianza en el gobierno nacional entre los indecisos parece no adecuarse a la realidad provincial, signada por una crisis permanente.
El electorado provincial es históricamente más favorable al peronismo que al no peronismo. Pero la coyuntura provincial se sobreimprime y el peronismo fragmentado es responsable en parte, por ser oficialismo y oposición en los últimos años.
El Frente de Todos, si quiere reunificar al peronismo de cara a la elección de 2023, debe intentar polarizar la elección para reconstruir el bipartidismo perdido.
Debe desoír al gobierno nacional, priorizando que Chubut tenga un senador de Juntos por el Cambio y no del arcionismo.
Para convertir a Juntos por el Cambio estratégicamente en el adversario natural, debe asociarse tácticamente.
Dejar al gobierno provincial sin representantes podría ser el principio del final del ocasional arcionismo y del remanente estructural de peronismo provincializado, que sobrevive en la administración del estado.
Lo debilitaría como vehículo electoral hacia 2023, obstaculizaría una nueva fuga de dirigentes partidarios y sindicales, y facilitaría la reunificación del PJ. Para que de una vez por todas, se dirima el poder en el peronismo mediante una interna por la candidatura a la gobernación.
Este es espontáneamente el discurso de Florencia Papaini, que critica sin piedad a la administración provincial. ¿Se sumarán Carlos Linares y los candidatos a diputados Eugenia Alianello y Rafael De Bernardi?
