¿Quién va a ganar en Chubut el domingo?
Por Santiago Costa
Como en una horror movie radical, gane quien gane el domingo nueve de junio en Chubut, habrá ganado el peronismo. Pero no solo Cambiemos corre el riesgo de ser derrotado en estas elecciones provincializadas.
Junto a la gobernación se definen además las veintisiete diputaciones provinciales (dieciséis para la mayoría, el resto por d´hont) y varias intendencias, salvo una clave.
También será la primer elección sin Mario Das Neves, astro electoral sobre el que orbitaban los demás planetas del sistema político local, que hoy se realinean.
Baraja sin reyes
La política chubutense (como la rionegrina, entre varias) suele explicarse más por los regionalismos que por las diferencias partidarias. Aunque es la primera vez que los tres candidatos con más chances de ganar son oriundos de Comodoro Rivadavia, algunos son nacidos políticamente allí y otros no.
El gobernador Mariano Arcioni es un no-peronista, outsider de la política hasta 2015, cuando se transformó en el vicegobernador de Mario Das Neves.
Devenido piloto de tormentas tras la muerte del caudillo, logró armar Chubut Al Frente, dejándose rodear por los intendentes del extinto dasnevismo y conteniendo a parte del PJ de Comodoro Rivadavia, que se partió.
Los petroleros y una porción importante del aparato territorial del justicialismo comodorense apoyan al gobernador, forjándose así una nueva alianza peronista entre ex antidasnevistas y ex dasnevistas.
La imagen del intendente Carlos Linares –un peronista clásico, puro sentimiento y barro– se inundó con su ciudad aquel abril de 2017 y nunca se secó del todo.
Aún así logró ganar una interna desprolija, pero pacífica, contra el ex vicegobernador Gustavo MacKarthy y el intendente de 28 de Julio, Omar Burgoa. Los tres juntaron para el Frente Patriótico 101 mil votos en las PASO, en una provincia en la que se puede resultar electo gobernador con 120 mil.
Al no desdoblar la elección de su municipio, por su oposición obstinada al llamado del gobernador a elecciones anticipadas, Carlos Linares mostró cierta improvisación en su candidatura.
No previó que perdería tracción electoral y un elevado ausentismo y el segundo lugar que obtuvo como candidato más votado en su ciudad en las PASO (aunque ganando el Frente Patriótico) dieron fe de ello.
Hoy Carlos Linares tiene el desafío de retener los cincuenta mil votos peronistas (la gran mayoría del valle y la cordillera) que no votaron por él. Si hubiese cedido al operativo clamor por su candidatura varios meses atrás, hubiera sido más fácil.
Gustavo Menna, la esperanza blanca de Cambiemos que logró ser diputado nacional surfeando la ola amarilla del 2017, se estrelló amargamente en 2019 contra la restinga cruel de la economía. Cambiemos pasó de pelear la gobernación y dieciséis legisladores provinciales a tratar de retener los tres que hoy tiene.
Deberes vencidos
Es muy probable que gane Mariano Arcioni, que debe sumar al menos diez mil votos. También es posible que gane Carlos Linares, si es que retiene los cincuenta mil votos del Frente Patriótico que no lo votaron a él y además suma al menos diez mil votos.
Pero es improbable que gane Gustavo Menna, porque debe triplicar sus votos. Con esta tendencia polarizante, mucho voto útil radical irá a Mariano Arcioni, como forma de evitar al sucio, feo y malo de Carlos Linares.
Tanto el intendente de Comodoro Rivadavia como el diputado nacional de Cambiemos necesitan que vote el considerable ejército de reserva electoral (formado por 146 mil chubutenses) que prefirió votar en blanco o esquivar el llamado de las urnas en las PASO.
Difícil misión en una campaña marcada por la apatía de los ciudadanos contra una clase política diezmada por los casos de corrupción del último dasnevismo, que dejó a la provincia con un sobre endeudamiento en dólares que dificulta hasta pagar sueldos públicos.
La deuda se come la totalidad de las regalías petroleras (un tercio de los ingresos provinciales) cada tres meses y varios rezan para que el precio del barril de crudo Brent no se hunda.
¿Victoria huérfana?
Si gana Mariano Arcioni, será una derrota nacional tanto de Cambiemos (Gustavo Menna) como del kirchernismo (Carlos Linares).
Si gana Carlos Linares, el alineamiento con Fernández-Fernández será total y el antimacrismo, frontal.
El ¿arcionismo? sostiene que más allá de quién gobierne la Nación (sic) se defenderá a Chubut. Es un discurso que bordea lo confederal en años electorales y se caracteriza por una suerte de teorema de baglini sonoro: cuanto más lejos la autoridad nacional, más audible, cuanto más cercana, menos.
Aún así, la base política del actual gobernador celebró la fórmula Fernández-Fernández. Varios intendentes saludaron por twitter a Alberto Fernández y hubo un vídeo suyo saludando a los petroleros en su asamblea anual.
Aunque es amigo personal y se referencia políticamente con Sergio Massa, el gobernador Mariano Arcioni ya entabló línea directa con Alberto Fernández y unas PASO entre ambos sectores sería lo más civilizado en una tierra que supo arar setenta y dos por ciento de votos peronistas y hace diez años que no logra cosechar la unidad.
