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Sonríe, el FMI te ama.

Quedó en el tiempo la época en que el país se desendeudaba a tasas chinas.

La era Macri prometió crecimiento con ajuste «gradual» y para eso salió a pedir deuda, bruscamente.

Pero ordenar la macro no fue cosa de un día. A pesar de la devaluación de principios de 2016, la inflación nunca decreció hasta alcanzar niveles pre 2009.

El alucinógeno incremento del déficit comercial destruyó industria nacional y entregó menos «dólares genuinos» -comerciales, por exportaciones-, obligando a descansar cada vez más en el «apalancamiento» por deuda, mientras se buscaba como «el dorado» la eliminación total de los subsidios energéticos y achicar el déficit.

Las perdidosas corridas bancarias en donde se les esfumaron 5 mil millones de dólares en una semana, le demostraron al gobierno que ni lo quieren tanto los mercados ni está tan acompañado como cree.

Hizo frío en Balcarse 50.

El presidente Macri vuelve al FMI a solicitar financiamiento constante y barato. A cambio del famoso artículo IV, que permite a la entidad monitorear las variables de la macroeconomía argentina y dar recomendaciones presupuestarias para reducir el déficit fiscal. Para pagar la deuda, claro.

Los memoria histórica de los ciudadanos argentinos reza que cuando el presidente le pide al FMI que le cubra al país las espaldas, ni lo cubre ni la espalda.

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