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El hilo que une a Torres, Treffinger y Coliñir

Santiago Costa

El gobernador Nacho Torres administra la provincia con hegemonía en la opinión pública y una oposición muy disminuída. 

Esa hegemonía significa que su visión de la realidad es compartida por la mayoría de la población, se traduce en alta imagen positiva y es construída con un aceitado aparato comunicacional, iniciativa de gestión e iniciativa política.

Desde distintos extremos ideológicos, el legislador peronista Emanuel Coliñir y el diputado libertario César Treffinger se enfrentan al gobernador.

El impostor

Para ambos opositores el gobernador es un «vendehumo» o un impostor.

Emanuel Coliñir señala que el aparato comunicacional del gobierno, heredero del aparato comunicacional del PRO en campaña, vende o construye «logros» que no son tales.

Que no se basa en hechos, sino en anuncios, como por ejemplo presentar constantemente proyectos de ley, pero sin haber reglamentado los ya sancionados.

También que el gobierno no denuncia penalmente, sino mediáticamente, presuntos hechos de corrupción o mal desempeño de funcionarios de la gestión anterior, para saturar el sistema de medios provincial por unos días.

Treffinger fue más allá y tildó a Torres de “mitómano compulsivo» y ser «un chico soberbio, inmaduro, que está sobrevalorado».

En un rapto de torpeza el diputado atribuyó la victoria de su rival electoral solo al dinero gastado en campaña en los medios de comunicación, a los que acusó de «poner tapas vendiendo humo y mentiras todo el tiempo». Algo que cayó mal en el periodismo provincial.

La comunicación

Desde otro ángulo, los legisladores Emanuel Coliñir y Juan Pais (al que habría que agregar al legislador de la izquierda Santiago Vasconcelos, cuyo rol es fundamental) muestran cada vez más que no temen nadar contracorriente del relato oficial.

Relato oficial que es muy fácil de instalar en los medios, pero va encontrando sus fisuras y grises principalmente en el universo radial, que nutre de versiones alternativas a los medios gráficos, una sutileza que Treffinger no comprende.

El “humo” oficial, con anuncios refritados o denuncias inconcretas, puede escalar al nivel de choque de poderes republicanos. Los gobernantes -empezando por Néstor Kirchner y Mario Das Neves- suelen confontar con la oposición legislativa para construir volumen político.

Torres no será la exepción, como demostró el choque eléctrico entre la denuncia (mediática) del gobierno contra los legisladores por abuso de viáticos y la de los legisladores al gobierno (también mediática) por millonarias contrataciones directas de agencias comunicacionales.

El gobernador tiene al menos tres instrumentos para vencer a la oposición. El primero es gobernar y mostrar logros concretos, como los que detalló en su balance de seis meses de gestión (inicio de clases en tiempo y forma, evitar el colapso de las finazas públicas, etc).

El segundo es la denuncia de la herencia recibida, lo que gracias a Mariano Arcioni le da un margen de maniobra envidiable. Agudiza la contradicciones de algunos legisladores peronistas (como Pais y Coliñir) y pone en jaque a algunos ex funcionarios (como a la legisladora Vanesa Abril).

Aunque muchos de ellos sigan siendo funcionarios con Torres, empezando por los multiministros Andrés Meiszner y Nicolás Cittadini.

El tercero es su capacidad para desarticular a la oposición mediante la cooptación de dirigentes, ya sean peronistas (como el diputado Jorge Ávila, la ministra Elba Willhuber y varios intendentes) o ex candidatos libertarios, como la Secretaria Laura Mirantes, el Subsecretario Diego Brendán o el legislador Marcelo Casal.

En algunos días sabremos si Milei bloqueó la posibilidad de que Torres controle el sello libertario en Chubut.

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