Jubilado se roció con nafta y quiso prenderse fuego en la sede del PAMI
Desesperado por la falta de medicamentos, un jubilado de 67 años se roció con nafta e intentó prenderse fuego en la sede central del PAMI en Córdoba.
El incidente ocurrió el jueves, cuando el hombre ingresó al edificio con un bidón de cinco litros de combustible y comenzó a derramarlo sobre su cuerpo, reclamando por la falta de entrega de su medicación. Un empleado logró quitarle el encendedor antes de que pudiera causarse daño.
El jubilado tuvo que ser trasladado a un hospital local para recibir atención médica. Fuentes del PAMI informaron que el hombre sufrió un brote nervioso y que actualmente está bajo tratamiento crónico con cobertura al 100% garantizada por ley.
De los 850,000 afiliados al PAMI, los últimos cambios han dejado fuera al 70% de ellos de la cobertura al 100% de los medicamentos. Para seguir recibiendo los remedios gratuitos, los afiliados deben cumplir con varios requisitos socioeconómicos.
Entre las condiciones establecidas, se incluye que no deben tener ingresos superiores a $389,398.14 mensuales ni estar afiliados a un sistema de medicina prepaga. Además, no pueden ser propietarios de más de un inmueble ni poseer aeronaves o embarcaciones de lujo.
También se especifica que los afiliados no deben tener vehículos de menos de 10 años de antigüedad, salvo en hogares donde convivan personas con el Certificado Único de Discapacidad (CUD), quienes pueden tener un vehículo más nuevo. Por último, no deben ser titulares de activos societarios que demuestren una capacidad económica plena.
Antecedentes
En el contexto de la crisis económica y social que atravesó el pais se produjeron una serie de eventos similares. En enero de 2002, Norberto Roglich, un jubilado por invalidez, amenazó con volar un banco con una falsa granada si no le devolvían sus 22 mil dólares.
Roglich, que dependía de insulina y había sufrido episodios de coma diabético, estaba preocupado por la escasez de medicamentos en las farmacias.
Su desesperación aumentó tras un accidente de auto que sufrió su hijo, quien había sido operado en Buenos Aires. A pesar de sus repetidos reclamos, el banco no le devolvía su dinero.
Días antes del incidente, Roglich había comprado dos réplicas de granadas de la Segunda Guerra Mundial en una tienda especializada. Aunque inicialmente las adquirió para armar una lámpara, decidió utilizarlas como parte de su amenaza. “fue por lo de mi hijo que dije ‘me juego’”, explicó.
En ese mismo año, un anciano se quitó la vida con un disparo en la cabeza y dejó una carta dirigida a la justicia en la que responsabilizó a un banco por su muerte, afirmando que no le permitieron retirar 10 mil dólares depositados en el banco eran su única fuente de ingresos.
El fallecido mencionó que el «corralito» financiero le impedía acceder a sus ahorros y culpó al Estado Nacional y al banco por su situación. Las investigaciones revelaron que vivía solo y en condiciones de extrema pobreza, lo que se evidenció al encontrar su heladera vacía.
En 2017, en una oficina de ANSES en Mar del Plata un jubilado de 91 años se suicidó de un disparo en la cabeza. El hombre tomó esta decisión debido a problemas personales.
Rodolfo Oscar Estivill había acudido a la sede para realizar un trámite de cambio de domicilio y, tras despedirse de sus sobrinas, se dirigió a la jefatura donde se suicidó.
La fiscal a cargo del caso, Andrea Gómez, explicó que antes de quitarse la vida, agradeció a su familia y expresó que estaba «cansado de luchar». Según Gómez, el hombre, que había sido médico en la Policía de Neuquén, tenía conocimientos sobre el manejo de armas.
El suicidio ocurrió en un contexto de creciente preocupación por las condiciones de vida de los jubilados en el país.