Adiós Massoni
Por Santiago Costa
Volvió a quebrarse la paz social en Chubut y esta vez el conflicto docente logró lo impensable: la renuncia del ahora ex ministro Coordinador Federico Massoni. ¿Qué cambió desde el último pico de tensión en la lucha docente para que ahora sí suceda?
Los docentes fueron ayer a Rawson a forzar la represión y lo consiguieron. Necesitaban encender la chispa que prenda la indignación que ya circulaba en las escuelas por los descuentos indiscriminados en los salarios a docentes en paro, a los que no o de quienes están de licencia médica o por maternidad.
El gobierno pudo avanzar con esa medida porque había un descontento social con el ininterrumpido paro docente, que ya transcurre la semana diecisiete. La adhesión cada vez menor a la medida de fuerza y el notorio vuelco en la opinión pública habilitó que figuras como el intendente de Puerto Madryn y vicegobernador electo, Ricardo Sastre, se pronunciaran a favor de los descuentos.
Pero hay medidas en que la torpeza se paga cara. Atech buscó aprovechar ese descontento entre los perjudicados despolitizados («los que se quedan en la casa», según el dirigente Daniel Murphy), impulsar una nueva oleada que potencie el conflicto y retomar la iniciativa.
Atech forzó la represión porque tiró la valla que rodea Casa de Gobierno. No es pecado ni es vergüenza, son estrategias. En la feroz y torpe represión, donde no se recurrió primero al gas pimienta ni al agua, tomó parte personalmente el Sub Jefe de Policía, Miguel Gómez, de incierto futuro.
La detención del secretario general de Atech, Santiago Goodman, viralizada instantáneamente y televisada en tiempo real, despertó la indignación general y dio dimensión nacional al conflicto.
Pero esta vez la dimensión nacional encontró un escenario distinto. Alberto Fernández es ahora el presidente electo y Mariano Arcioni formó parte de su alianza electoral y de gobierno. La expectativa de un salvataje financiero del futuro gobierno nacional implica una relativa perdida de autonomía política provincial, que se enmarca en el «proceso de unidad» a la fuerza que está encarando el PJ Chubutense con el peronismo alojado en Chubut Al Frente.
Si la dinámica del conflicto hubiese encontrado la lógica del gobierno provincial de los últimos meses, Mariano Arcioni y Federico Massoni (que siempre fueron la misma entidad política) hubieran buscado aguantar hasta que pase la tormenta. Este episodio no fue el más grave del largo conflicto, no tanto como el desalojo de los docentes de la ruta por parte de petroleros. A lo sumo le hubiera tocado renunciar al ministro de Educación Paulo Cassutti, que no se comprometió políticamente en la estrategia de descuentos salariales.
Pero el salvataje financiero y la unidad del peronismo tuvieron un costo para el gobernador: la renuncia de Federico Massoni. La pregunta que ahora importa, la que era condición necesaria para la salida del ex ministro es ¿A quién poner? Mariano Arcioni necesita alguien en quien confíe y que tenga la espalda suficiente para cubrir el ministerio con más densidad política del gabinete. Un pararrayos para un gobernador que gobierna en estado de tormenta permanente.