Bullrich lanzó un plan para que los presos trabajen en las cárceles
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, lanzó el programa «Manos a la Obra» en el Complejo Penitenciario de Ezeiza. Este plan, que será implementado por el Servicio Penitenciario Federal (SPF) en todo el país, tiene como objetivo que todos los internos trabajen ocho horas diarias en las cárceles.
Bullrich destacó la importancia de esta iniciativa para transformar y reestructurar el SPF, así como para abordar la relación de las personas privadas de libertad con la sociedad. «Este lanzamiento es un punto muy importante en el camino de las transformaciones», afirmó.
La ministra explicó que el plan busca cumplir con el mandato del Código Penal, que establece que los internos deben hacerse cargo del mantenimiento de las cárceles y «pagar con su trabajo» su deuda con la sociedad.
El Código Penal argentino establece en su Artículo 6º que «la pena de reclusión, perpetua o temporal, se cumplirá con trabajo obligatorio en los establecimientos destinados al efecto».
Pero desde el Ente de Cooperación Técnica y Financiera (Encope), se determinó que el trabajo en contextos penitenciarios es un derecho y un deber para los internos, enmarcado dentro de una política pública nacional que protege y respeta los derechos humanos.
Este trabajo «no se impone como un castigo», sino que se considera una oportunidad para la reintegración social. Además, «se asegura que no sea aflictivo, denigrante, infamante ni forzado», y es remunerado.
Se respetan las normativas laborales, así como la legislación de seguridad social y de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART).
El trabajo penitenciario
El trabajo penitenciario es una práctica común en sistemas carcelarios a nivel global, aunque genera controversia. La distinción entre trabajo penitenciario gratuito y forzoso es compleja.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) menciona varios indicadores que pueden señalar condiciones de esclavitud moderna, como el derecho a formularios de consentimiento por escrito y salarios comparables a los de trabajadores libres.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) aborda este tema en las Reglas de Nelson Mandela, que establecen normas mínimas para el trato a los encarcelados.
La regla 97 indica que los internos “no serán sometidos a esclavitud o servidumbre” y deben recibir los mismos estándares de salario, salud y seguridad que los ciudadanos libres.