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Dietrich, Sastre y Arcioni: entre la risa y el llanto

Por Santiago Costa

Esta semana se vivió en Chubut un ejemplo más de cómo el oportunismo de algunos dirigentes políticos es acompañado por un periodismo demagógico, que dice tribuneramente lo que «la gente» quiere escuchar. Eso degrada la cultura pública y arrasa con la formación política de una ciudadanía que tolera y genera, en un círculo vicioso, a una dirigencia de poco vuelo.

Leones de la gacetilla

Esta semana se ratificó la quita de subsidios al transporte público en todo el país, algo que se sabe hace meses y estuvo incluido en el Pacto Fiscal que el gobernador y los intendentes acordaron firmar y que varios sindicatos apoyaron.

Luego de la reunión en que se desestimaron planteos de funcionarios municipales de Puerto Madryn y Trelew, salieron tanto el gobernador Mariano Arcioni como el intendente madrynense Ricardo Sastre con declaraciones altisonantes en gacetillas («el Gobierno nacional no tiene piedad con la gente») e incluso peleas circenses con concejales de Cambiemos (representantes locales, menores, de la Casa Rosada).

En las disputas con Nación, siempre se repite a la militancia y los ciudadanos que los enfrentamientos políticos se resuelven en el Congreso, con los tres senadores y cinco diputados nacionales de la provincia. Con gestiones del gobernador o en última instancia en sede judicial.

Pero quiso el destino que el responsable directo, el ministro de Transporte Guillermo Javier «Guillo» Dietrich, llegara a la ciudad a tan solo dos días de estallada la polémica.

Son contadas las posibilidades de realizar una movilización popular local que impacte a nivel nacional ¿Hubiera salido en C5N una movilización al puerto?

Pero el gobernador Mariano Arcioni y el intendente Ricardo Sastre se limitaron a no asistir al acto, dejando la oportunidad libre para que el ministro «levante» políticamente al candidato a gobernador de Cambiemos, Gustavo Menna.

Más de un peronista se debe haber quedado con las ganas de ser parte de una gran movilización que manifestara pacíficamente, en el puerto y a la vista del ministro, su profundo descontento.

Luego sí, declaraciones altisonantes del gobernador y un cruce de ocasión entre Máximo Pérez Catan -el presidente del partido de gobierno- y colaboradores del intendente, entre otros, con el presidente de la Fundación Pensar en Chubut, Ignacio «Nacho» Torres. Como si una discusión por twitter con un funcionario de tercera línea reemplazara una movilización popular.

Por las dudas, cierto periodismo chillón avala en sus columnas chancleteras de opinión lo que desmiente con datos en sus notas de información. Como si los editorialistas no consultaran el archivo de su propio medio antes de escribir, insólito.

Los únicos habilitados a impugnar los efectos del pacto fiscal son quienes lo repudiaron en su momento -legisladores del FPV como Florencia Papaiani, o intendentes intransigentes como Carlos Linares, que finalmente firmó-.

No por nada aprovechó la ocasión el ex ministro nacional Norberto Yauhar les recordó «firmaron el Pacto Fiscal y la adenda y ahora se hacen los rebeldes. Doble discurso no muchachos».

Si ni el gobernador ni el intendente realizan una movilización, los funcionarios del gobierno provincial deberían limitarse a argumentar, como lo hicieron en su momento por la necesidad de fondos frescos, lo que el periodismo de información explicó hace poco.

Lo que no puede hacer la dirigencia y el periodismo es: hacerse los sorprendidos, vociferar por gacetilla a gente que se tiene lejos y cuando vienen no hacer una demostración política contundente, una movilización. Sino, dejan la sensación de que ceban a la gente, sobreactuan como revolucionarios de cotillón electoral.

Lo cierto es que si hubiera que citar al Martin Fierro y Ricardo Masseti se podría decir que Guillermo Dietrich fue torazo en rodeo ajeno ante la pasiva mirada de los que no luchan y los que lloran.

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