El peronismo de Comodoro a fojas cero y paritarias en Juntos por el Cambio
Por Santiago Costa
Se viven momentos de confusión en las principales alianzas políticas de la provincia. El game over del delfín del oficialismo, Germán Issa Pfister, dejó manco al intendente Juan Pablo Luque, que se debate entre impulsar a Maximiliano Sampaoli o aceptar la candidatura de Othar Macharashvili como el mal menor.
El sastrismo acumula fuerzas, Comodoro recalcula
El viceintendente está más que dispuesto, si lo excluyen de la contienda por la sucesión, a ser el instrumento del sastrismo -como quedó demostrado con su visita a Madryn el 17 de octubre- para perforar el techo de la candidatura del madrynense en el sur (donde es desconocido por el votante).
Jorge Taboada también está jugado con el vicegobernador Ricardo Sastre y puede apoyar a Othar u ofrecerse él mismo como el candidato si el vice es incorporado al luquismo (su deseo original). Por eso peligra la estrategia del candidato de Comodoro a la gobernación (ganar por mucho en el sur y descontar lo que se pueda en el resto de la provincia).
El sastrismo se concentra en el corredor que va de Madryn a Esquel y la cordillera será, como siempre, “el fiel de la balanza”. El madrynense tiene la sucesión local ordenada y operadores como Carlos Eliceche y Héctor Castro, que articulan en la meseta y en la comarca andina.
Será clave el rol de gremios como Petroleros, Camioneros y UOCRA, verdaderos representantes del peronismo provincial en la Casa Rosada. Muchos gremios están “regionalizados” y no opinan lo mismo en el norte que en el sur, donde la mayoría ya apoyó públicamente a Luque.
Todos tienen razón
En Juntos por el Cambio el PRO está aliado a la corriente interna del radicalismo que impugna a la conducción de al UCR con planteos doctrinarios: rechazo a la re reelección de los intendentes y de la candidatura de extra partidarios (caso Trelew); y apoyo a la continuidad de las PASO.
La rebelión de amplios sectores del radicalismo de Comodoro y la cordillera (pero no Trelew, Rawson y Madryn) enfrenta públicamente a Damián Biss, que minimiza su representación partidaria. Lo acusan de pactar con el gobernador Mariano Arcioni y el peronista Juan Pablo Luque (como en el caso de la derogación de las PASO).
Damián Biss, Mariano Arcioni y Juan Pablo Luque tienen un adversario político en común que es Nacho Torres. Para aplicar la vieja máxima táctica “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” hay que saber cuál es el enemigo principal. Damián Biss y Nacho Torres son adversarios tácticos.
El problema de Damián Biss es que no puede probar las supuestas malas artes de Nacho Torres (financiamiento de fake news, impulso a la disidencia radical) que denuncia mediáticamente. Pero los acuerdos políticos de Damián Biss se deducen de sus acciones y discurso. Son evidentes.
Torres se posicionó discursivamente como el enemigo público número uno del gobernador Mariano Arcioni y suele criticar al kirchnerismo solo en el orden nacional. Algo que se alteró estos días con el brutal cruce público entre Juan Pablo Luque, que lo trató de “oportunista” y rodearse de empresarios sospechosos, y el senador del PRO, que lo trató de «plantador de palmeras».
Pero los chispazos entre la conducción radical provincial y Torres son menos grativantes para su futuro que el permanente equilibrio que debe realizar a nivel nacional entre los “halcones y palomas” de su partido: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Lo logró hasta la última visita de Patricia Bullrich, que no solo enojo a los radicales sino también a Larreta.
Eso explica el “sondeo” a Ana Clara Romero, que fue más que un mensaje de Larreta para alinear y balancear a Torres, que sabe que mide mejor a nivel provincial. Su fortaleza proviene de su intención de voto y llegada a las terminales del poder del PRO, que lo sostuvieron en 2021 frente a operaciones radicales y “privadas” para bajar su candidatura.
Si a la conducción radical le gustaría que Ana Clara Romero sea su caballo de troya, todavía hay que ver qué rol jugará Gustavo Menna, un radical prestigioso de zona sur que fue “raleado” por la conducción partidaria, lo que puede transformarse en un verdadero boomerang.
Othar, la conducción nacional de los gremios locales más influyentes, el equilibrio partidario nacional de Torres y el volumen electoral que adquiera la disidencia radical son todas piezas de un rompecabezas en movimiento.