La fiesta de Juan Pablo Luque
Por Santiago Costa
Los festejos por el 121° aniversario de Comodoro sirvieron para escenificar el fuerte apoyo del gobierno nacional a Juan Pablo Luque, su alianza por necesidad con Mariano Arcioni y su intento por liderar al PJ provincial.
La visita del ministro del Interior, Eduardo De Pedro; del jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner; y del padrino político del gobernador, Sergio Massa, plasmaron el apoyo a Luque y un nuevo intento por construir a un Frente de Todos que incluya al oficialismo provincial.
Por eso De Pedro “felicitó” al gobernador en su discurso por “ordenar las cuentas” de la provincia y por eso también habló Sergio Massa.
Luque dijo que hay que “reconstruir la identidad chubutense” para “integrar políticamente la provincia”. Un anhelo que comparten la mayoría de los intendentes del PJ y varios del Chusoto, que se sumaron a un encuentro político la noche previa al acto.
El encuentro
Del encuentro participaron también los legisladores provinciales y nacionales del Frente de Todos. Hicieron un balance del conflicto por la zonificación minera y algunos reproches de legisladores a intendentes de ciudades donde se los declaró personas no gratas.
El intendente de Dolavon, Dante Bowen, ensayó una autocrítica por haber sido tan duro en sus declaraciones públicas, algo que en su momento un sector de la dirigencia del PJ tomó muy mal. Habrá que ver si no fue «demasiado poco, demasiado tarde».
Más de un intendente le pidió a Luque que sea candidato a gobernador en 2023 y que su vice sea una mujer (ya hay posicionadas al menos dos). No estuvieron los hermanos Sastre (el intendente de Madryn sí estuvo en el acto), tampoco Gustavo McKarthy y Florencia Papaiani, ambos de vacaciones. Tal vez esa ausencia explique la presencia de Pablo Mamet en el acto. Tampoco estuvo Adrián Maderna, al que Luque hoy no aprecia.
Otra vez Todos
En este nuevo intento de construir el Frente de Todos -algo que imponen desde el gobierno nacional- será clave el buen comportamiento (o sea, el silencio público) de figuras como el diputado Santiago Igón, el senador Carlos Linares y Florencia Papaiani, críticos impiadosos de Arcioni.
Luque parece haberse resignado a que el electorado confunde al justicialismo con el arcionismo y ya no tiene sentido buscar diferenciarse. Es el abandono real a cualquier vestigio de oposición, a ser el cambio. Por eso tanto él como Ricardo Sastre necesitan que la gestión de Arcioni llegue entera a 2023, porque serán la continuidad.
El único escenario donde Luque saldría bien parado con esta estrategia -más allá de un repunte económico del país y obras nacionales en Chubut- es si interviene políticamente el gobierno de Mariano Arcioni. Esto significa, si hay más recursos provinciales, influir directamente en la decisión de a dónde van esos recursos, en términos de ministerios y localidades.
La opción más concreta es imitar el caso Yauhar en Trelew: incorporar al gabinete provincial a un veterano funcionario y dirigente de peso, que le dé agilidad a la gestión del estado y volumen político al gobierno (hay más de un dirigente así en la Legislatura). Tomar el control real de la gestión provincial y transformar a Arcioni en una figura protocolar es la mejor opción de Juan Pablo Luque.
