¿Qué resorte mueve a Arcioni?
Las idas y vueltas del gobernador Mariano Arcioni en el conflicto con el gremio docente, que tuvo esta semana su pico máximo con el anuncio del cierre de la paritaria con aumento por decreto y la inmediata reapertura de la misma, dejó a toda la provincia estupefacta. ¿Qué resorte mueve a Arcioni?
El «resorte» es la motivación -desde la máxima gloria, hasta la mínima y elemental supervivencia- y cierta lógica que se desprende de ella y la acompaña. Generalmente eso es visible en la acumulación de recursos -dinero, tiempo, aliados- para plantear un cambio de escenario que sea favorable a los fines.
¿Pero cuáles son los fines de Arcioni? Algunos -como Carlos Linares- creen que su objetivo final es la reelección. Otros creen que el gobernador apunta a la intendencia -más segura y honrosa para sus oriundos- de Comodoro Rivadavia. ¿Será llevar simplemente el barco a puerto, como hizo Alfonsín con Menem?
Desheredado
Mariano Arcioni se encontró al asumir la gobernación con una provincia quebrada y endeudada. Un gobierno nacional prescindente. Un partido oficialista ajeno en la Legislatura y un gabinete heredado diezmado por la corrupción.
¿Qué hacer? Arcioni hizo lo que cualquiera haría cuando las arcas estatales están vacías: pisó las paritarias del sector público. De tal gravedad era la situación financiera, que mandó escalonar el pago de sueldos. Sin despidos.
Si los hombres y las mujeres “son sus circunstancias”, el tiempo muta las circunstancias. También muta el precio del petróleo y del dólar. El carácter individual de un gobernante -la prudencia, el coraje, la paciencia o todos sus contrarios- es apenas la mitad del cuadro. Las causas estructurales, la otra mitad.
La parcial refinanciación de la deuda con Nación, junto con el aumento de la recaudación propia y de la coparticipación federal, sumado al cercano fin de los vencimientos de Letras (deuda menor, sin control legislativo, de vencimiento anual y caros intereses; de las que el difunto gobernador Mario Das Neves abusó para gobernar en plena crisis de las regalías), permitieron a Mariano Arcioni -tras varios meses de huelgas, tomas de edificios públicos, cortes de ruta y movilizaciones masivas- abrir las paritarias.
Las cartas sobre la mesa
La carta de la impericia es la primera que se juega contra el novel gobernador. Outsider de la política -nunca fue militante-, no tiene tropa propia, ni formación en la gestión. No cuenta con una base de poder territorial y sus consejeros lo mal informan o manipulan.
La carta de la maldad dice que Mariano Arcioni es un «pituco», que viene del sector privado y entiende solo el lenguaje del dinero. No tiene conciencia pública ni social. No le importa la gente y en su desinterés social, ejerce una crueldad política, como se ve en el pago escalonado y el congelamiento paritario.
La carta de la conspiración. Mariano Arcioni es un títere de Mauricio Macri, ve solo enemigos en la política local y en su soledad desesperada, acude a Nación, su único refugio y salvavidas. Es necesario “dejar que la provincia se funda” y que la única esperanza sea la minería. Arcioni obedece a Macri y Macri obedece a las multinacionales, como en el cuento de la chivita. Sal de ahí.
«Me parece que al gobernador se le mezclan las ganas de gobernar con la reelección».
Carlos Linares
¿Cual de las tres cartas jugó la mano de Arcioni con la Legislatura y los docentes? Primero envió «sobre la hora» el decreto de necesidad y urgencia docente a un recinto que finalizaba la sesión -una movida de moderado maquiavelismo, digna del pejota-.
Como la oposición no juntó los votos para convocar a una sesión especial, en el receso él ganaba veinte días para impedir juntar los dieciocho votos necesarios para el rechazo y que tal vez llegara a «sentirse» el aumento en los cajeros docentes.
Pero el gobernador Arcioni se retractó en menos de veinticuatro horas y reabrió las paritarias, para satisfacción de los gremios y la oposición. Desiste el gobierno de descontar los días de huelga docente (que son varios) y se acerca 150 pesos -a los 300 irrenunciables por los gremios para alcanzar los 1.500- de aumento al básico.
La lógica de los gremios es muy clara: resistir y vencer, tratando de mantener el humor social de su lado, a la oposición como aliada y repercusión nacional.
Lo de Mariano Arcioni es más confuso. Se entiende que haya esperado hasta contar con mayor recaudación para habilitar paritarias. Que no sean en Casa de Gobierno ante el temor de un acuartelamiento sindical en su interior. También que ante el rechazo de la máxima propuesta “realmente posible», decretara el aumento.
¿Aumentó la recaudación masivamente en veinticuatro horas?
¿Posee el gobierno un cofre del tesoro por todos desconocido?
¿El gobernador es un novato inepto que deja constantemente en ridículo a sus negociadores y diputados?
¿O «tensó la cuerda» con el decreto, para luego negociar nuevamente y demostrar una especie de «magnanimidad inapelable»?
Solo dios sabe. Al parecer Arcioni no.