¿Trump vs Irán beneficia a Chubut?
En un clima de creciente tensión antes de la reinstauración de las sanciones de Estados Unidos y tras varios días de protestas contra las dificultades económicas en Irán, un grupo de manifestantes atacó una escuela religiosa en la provincia de Karaj, cerca de Teherán.
Los Guardianes de la Revolución iraní iniciaron el jueves unas maniobras navales en el golfo Pérsico, según el Mando Central del Ejército de EE UU, que incluye la supervisión sobre Oriente Próximo. Más de un centenar de embarcaciones, en su mayoría lanchas de asalto y lanzamisiles, se han movilizado en un ejercicio, destinado a mostrar la capacidad de bloqueo del estratégico estrecho de Ormuz, en la embocadura el golfo Pérsico, por donde transita un 30% del crudo transportado por vía marítima en el mundo.
Las maniobras parecen responder a la presión que representa la inminente aplicación de las sanciones económicas, ya que este tipo de ejercicios navales en el estrecho de Ormuz se suelen llevar a cabo en otoño.
Para el republicano radical Donald Trump, influido por la política israelí de rechazo al entendimiento con Irán, el acuerdo nuclear no bastaba para disuadir a Teherán de sus investigaciones nucleares y en misiles balísticos, ni para poner fin a su intervencionismo en Oriente Próximo, escenificado en las guerras de Siria y Yemen.
Por ello, la Casa Blanca aprobó el pasado 8 de mayo aplicar a Irán al cabo de 90 días “una presión financiera sin precedentes en la historia contra Irán”. Las medidas no han sido aún concretadas ni por el Departamento de Estado ni por el del Tesoro. Pero muchos inversores, en particular los del sector del petróleo, han salido ya en desbandada de Teherán tras cerrar sus negocios.
Tras el acuerdo nuclear firmado en 2015 con las grandes potencias, Irán esperaba dejar atrás las consecuencias de varios años de aislamiento. Pero la administración de Donald Trump, hostil al régimen, decidió retirarse unilateralmente de un pacto que considera insuficiente y volverá a aplicar sanciones contra el país a partir de mañana.
Entrará en vigor la primera tanda impuesta por el presidente norteamericano contra Teherán. En una escalada que amenaza con desestabilizar Oriente Próximo, el régimen iraní ha respondido en los últimos días con maniobras navales y ataques de sus aliados yemeníes en dos vías marítimas clave para el suministro global de crudo.
En los últimos días hubo manifestaciones de centenares de personas en varias grandes ciudades de Irán, entre ellas, Shiraz, Ahvaz, Mashhad y Karaj. Las autoridades no dieron detalles sobre estas protestas, pero los medios conservadores hicieron hincapié en los ataques contra establecimientos simbólicos, como los edificios religiosos.
Unos 500 manifestantes atacaron una escuela religiosa, tratando de derribar las puertas y quemar el edificio, según informaron “los manifestantes llegaron con piedras y rompieron todas las ventanas de la sala de oración, gritando lemas contra el régimen».
El gobierno del presidente Hasan Rohani enfrenta la oposición de los conservadores y líderes religiosos que critican su actuación hacia Occidente y buscan sacar provecho de la indignación popular por la corrupción para derrocarlo.
Cuando Rohani fue elegido en 2013 se esperaba que fuera un presidente centrista capaz de atajar las divisiones en Irán e impulsar el crecimiento económico que refrenase la exigencia de reformas, pero tras haber apostado fuerte por un acuerdo nuclear hoy amenazado, aparece debilitado.
Pero ya antes de la retirada de Estados Unidos, los resultados del acuerdo habían sido inferiores a las expectativas.
Rohani había fijado un objetivo de 50.000 millones de dólares en inversiones extranjeras durante el primer año de aplicación del acuerdo, pero solo se registraron 3400 millones, según el Banco Mundial. Las empresas y los bancos extranjeros no se fiaban de las posibles sanciones estadounidenses.
Los iraníes acaparan comida y compran todo el oro disponible en los bazares en previsión de una nueva era de privaciones a partir del lunes.
Las sanciones estadounidenses se proyectan, además, sobre una economía debilitada por la inflación y la devaluación de la moneda nacional, el rial, que ha perdido dos tercios de su valor desde el inicio del año.
La crisis económica ha desatado una ola de malestar social que intenta ser aprovechado por EE UU e Israel para socavar el apoyo popular al régimen de los ayatolás cuatro décadas después del triunfo de la revolución islámica. Las exportaciones de crudo a causa de las medidas estadounidenses pueden recortarse hasta un 70%.
A comienzos de noviembre está previsto que entre en vigor una segunda tanda de sanciones comerciales aún más extrema.
La semana pasada, Arabia Saudí suspendió el tránsito de mercantes a través del Estrecho de Bab el Mandeb, entre el mar Índico y el mar Rojo, después de que la rebelión huthi, aliada de Irán en el conflicto civil de Yemen, abriera fuego contra dos de sus petroleros.
Fuente: La Nación / Elpaís.com