Destacado Internacional 

Brasil sin Lula

El último día previsto por el Tribunal Superior Electoral de Brasil para el registro de las candidaturas presidenciales –miércoles 15 de agosto- cincuenta mil personas marcharon a Brasilia para inscribir la fórmula del Partido dos Trabalhadores (PT): Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva – Fernando Haddad.

Finalmente, con 6 votos contra 1 Lula quedó inhabilitado por la justicia para ser candidato a las elecciones, pero eso no despeja las dudas sobre la elección de octubre.

Los jueces acordaron que el Partido de los Trabajadores mantenga su propaganda electoral gratuita prácticamente sin mella y con la posibilidad de incluir a Da Silva en ella. Existía el riesgo, inclusive, de que el PT quedara fuera del horario en radio y televisión que les corresponde.

En las encuestas el favorito es ahora el polémico ultraderechista Bolsonaro quien pasaría al balotaje. No es claro si su rival será el promercado Alckmin o el delfín de Lula, el socialdemócrata Haddad.  En principio el sector petista ya anunció que irá a apelar la medida del TSE en la Corte Suprema.

En un comunicado, el PT aseguró que el veto del Tribunal Superior Electoral es “arbitrario” y “político” y que se basa en “una mentira”, al tiempo que anunció que «continuará luchando por todos los medios para conseguir que se avale la candidatura de Lula”, preso desde el 7 de abril en la cárcel de Curitiba. Allí purga una condena a doce años de prisión por una causa derivada del escándalo Lava Jato.

El «plan B» diseñado por la cúpula del PT prevé que Haddad -exalcalde de San Pablo (2013-2017)- y exministro de Educación de Lula, asuma eventualmente la titularidad de la fórmula. Sería acompañado por la joven líder del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) Manuela D’Avila.

El gran dilema interno es cuánto se debe esperar para que la transferencia de votos de los simpatizantes férreos de Lula -sobre todo en los sectores de clase baja- a Haddad sea más eficaz.

En declaraciones a la prensa el domingo desde Alagoas, el propio Haddad se mostró ambiguo: «Vamos a analizar la situación jurídica con Lula y discutiremos qué hacer en los próximos diez días de plazo”. Ese es el tiempo con el que cuenta la coalición para posicionar al reemplazante del ex mandatario para los comicios presidenciales del 7 de octubre.

La estrategia es arriesgada. En 2016 Haddad no logró reelegirse como alcalde de San Pablo. Su fórmula con Manuela bien podría ser para el rectorado de la Universidad de San Pablo. Confían en que los votos del Nordeste son cautivos, pero el lulismo es mucho mayor que el PT. Sin Lula y con índices de violencia en aumento, el norte de Brasil se divide.

En el estado de Pará, son muchos los que dicen que si no pueden votar por Lula votarán por Bolsonaro. Hay racionalidad en el argumento: “Lula es el tipo que me protege. Si no lo puedo votar, votaré a Bolsonaro, que es el que me va a dar armas para que me proteja yo”.

Quien suceda, en Brasil, al actual presidente Michel Temer, cuya llegada al tope del poder se debió a un impeachment parlamentario contra la ex presidenta Dilma Rousseff, tendrá que encarar un camino de piedras puntiagudas.

No solo le espera un escenario económico poco alentador. También deberá enfrentarse con una adhesión política de dudosa calidad, como son por ejemplo los partidos de centro que dominan el Parlamento en este país.

Hace veinticinco años que el presidente de Brasil se define en una segunda vuelta entre el PT y el Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB).

Los especialistas en encuestas dicen que Lula y Bolsonaro son los únicos candidatos con votantes extremadamente fieles. De allí que calculen que el ex mandatario logrará traspasar a Haddad 34% de sus partidarios. Si fuera así es casi seguro que este intelectual consiga entrar en la segunda vuelta.

Los directores de Ibope, Datafolha y otros, apuestan a que Bolsonaro estará allí como uno de los contendientes. Casi descartan al socialdemócrata Alckmin, aun cuando el ex gobernador navega con viento a favor, gracias a sus 5 minutos y 32 segundos de inserción publicitaria en la TV.

El 7 de octubre en la primera vuelta electoral se tendrá la verdadera dimensión de hasta dónde llegaría Bolsonaro, a quien se ve como el nuevo fenómeno político de la ultra derecha en la región.

Fuente: Revista Panamá / La Nación / Clarín / Página 12

Noticias relacionadas