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¿Adiós Linares? La crisis en el PJ y los 3 escenarios posibles

Por Santiago Costa

El mismo domingo de las elecciones, cuando emitieron su voto, los hermanos Sastre se adelantaron al conteo de la derrota con un pedido de autocrítica al sector del PJ que armó las listas.

Concretamente al PJ de Comodoro Rivadavia y a Juan Pablo Luque en particular, tan empoderado por el Instituto Patria.

El argumento del madernismo y el sastrismo es que no tuvieron participación en el armado de las listas ni en la elección del candidato. Linares fue una mala elección porque siempre fue muy resistido por el electorado de Madryn, Trelew y Esquel.

A eso se sumó la ola nacional opositora que consumó una derrota inevitable en sus ciudades y en su visión, los absolvió de responsabilidad.

Desde Comodoro se mordieron los labios pensando en el pozo sin fondo de votos que fue Puerto Madryn, donde la boleta del Frente de Todos no descontó ni un voto entre las Paso y las generales (aún siendo local la cabeza de fórmula a diputados).

Juan Pablo Luque fue uno de los primeros en bajarle el precio a los pedidos «destituyentes», cuando dijo que «la renovación de la política y del PJ en Chubut ya está a la vista».

Pero el PJ ganó en Comodoro por solo 1.100 votos la elección a senadores (Linares) y perdió por 74 votos la categoría de diputados contra Ana Clara Romero.

Nadie tiene nada para mostrar y se quemaron todos los papeles.

Figuras periféricas como Omar Burgoa, Coné Diáz o Bulín Fernández pidieron renovación partidaria en general y la cabeza de Linares en particular. Pero ninguno representa un sector significativo del partido.

Norberto Yauhar lo graficó diciendo que «el mensaje viene de alguno que tiene una agrupación con tres militantes y no puede mojar el pancito en nada».

Distinto es el caso del Frente de Mujeres Justicialistas, que hizo política, construyó una lista, dio la interna contra Linares y obtuvó 14.200 votos.

Lo novedoso es que ahora la renuncia de Linares es pedida desde Comodoro.

Los tres escenarios

En noviembre de 2020 se eligieron congresales (legislativo) y consejeros provinciales (ejecutivo) del Partido Justicialista en Chubut. Todos tienen mandato por tres años.

El Concejo (29) eligió por mayoría simple al presidente del PJ (Linares) y a las cuatro vicepresidentas (Nancy González- Florencia Papaiani- Adriana Casanovas – Ana Maria Amato).

El congreso se reunirá el 4 de diciembre porque debe hacerlo una vez por año. Habrá pases de facturas (por ejemplo, Coné Diaz es congresal), pero no tendrá la potestad de cambiar las autoridades ejecutivas.

Los pedidos de gestos de grandeza no pasan de expresiones de deseo y no son un peligro para la presidencia de Linares.

El primer escenario es que el senador electo se ampare en que le quedan dos años de mandato y no renuncie.

El segundo escenario es que haya una solución de compromiso al interior del PJ de Comodoro.

Linares renunciaría a la presidencia al asumir como senador y con esa excusa. Se buscaría una transición interna: que asuma la presidencia la actual vice Adriana Casanovas.

Casanovas aporta tres ventajas: sería la primer mujer en presidir el partido (lo que ya de por sí es una oxigenación); es la jefa de bloque de legisladores; y el sector de Luque retiene la presidencia.

Un movimiento similar sería proponerla a Florencia Papaiani, para darle un lugar desde donde disputar 2023. Pero la trelewense en este momento está desgastada y tal vez prefiera perfil bajo por un tiempo.

El tercer escenario es barajar y dar de nuevo: que el consejo provincial se convoque y por mayoría simple (16) elija una nueva mesa ejecutiva, es decir una nueva presidencia y vicepresidencias.

Aún así, la mayoría de los consejales actuales reflejan el actual oficialismo, compuesto por el PJ de Comodoro y el mackarthysmo.

El problema de fondo

Pero el problema de fondo para el oficialismo no es cómo ni cuándo correr a Linares, o cómo hacerlo sin perder el poder en el partido ante los sectores disidentes.

El primer desafío es ampliar la mesa con la participación real de los sindicatos en espacios de poder partidario.

¿Podrán pedir a cambio que cesen en su doble juego con el gobierno?

El segundo desafío es cómo integrar institucionalmente al madernismo y el sastrismo, que fue reincorporado políticamente, pero no partidariamente (autoridades).

¿Cómo contener a esos sectores para poder diagramar una interna civilizada, por adentro, para la gobernación en 2023?

El Partido Justicialista debe evitar que tanto el sastrismo como el madernismo se aventuren con partidos propios o reseteen una alianza con lo que sea que quede del Chusoto, que está herido de muerte electoralmente, pero que no deja de ser un cadáver político del que pueden alimentarse.

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