Cierre de listas en Chubut: desafíos y limitaciones para la campaña
El PRO necesita que a Cimadevilla le vaya moderadamente bien y dejar entre dos fuegos a la lista de Ongarato. Cada punto que saque el primero, es un punto menos para el esquelense.
También jugar la interna a fondo en Esquel. Si la fórmula radical al senado es puramente cordillerana, la del PRO es puramente valletana. Torres descansa en Ana Clara Romero como reaseguro electoral en Comodoro Rivadavia y en su propia instalación via redes sociales. Matías Taccetta funciona como una bomba de relojería electoral en el bastión de su adversario directo.
Ongarato y Caminoa necesitan instalarse, literalmente, en Comodoro Rivadavia durante la campaña. Con la figura de Gustavo Menna, evidentemente, no alcanza. También deben abandonar el discurso moderado y subir su exposición mediática si es que quieren (y necesitan) llamar la atención del electorado. A esta altura, es un riesgo mayor la intrascendencia que el ridículo.
Globalmente, Juntos por el Cambio necesita una interna potente, que sume independientes desde las distintas ofertas que presenta, para luego aglutinar todo ese voto en las generales. Disputa el segmento de voto no peronista (o antiperonista) con el oficialismo provincial, en especial con Federico Massoni, si es que la justicia electoral lo habilita como candidato.
El peor escenario de Juntos por el Cambio es una reparto equitativo de votos que deje a más de diez puntos al primero de la interna respecto de quien gane a nivel general.
También que los perdedores se resientan y torpedeen mediaticamente al ganador, algo que debería evitar el reglamento.
Quien supere el 15% de los votos en la interna, tiene derecho a integrar la listas, pudiendo quedar Torres-Caminoa-Cimadevilla o Ongarato-Terenzi-Cimadevilla, por ejemplo.
Los partidos del ascenso
En el caso de los partidos pequeños como el PICH, su desafío es superar el umbral de 1,5% para participar de las elecciones generales (cerca de 5 mil votos, dependiendo del porcentaje de asistencia a las urnas y de votos anulados).
El Frente de Izquierda Unidad va con dos listas parejas (MST vs PO) y será interesante ver cuál de ellas gana. También si globalmente supera el 5% (17 mil votos) que logró en 2019, aunque en aquella vez fue con boleta larga.
Tanto en el Frente de Todos como en Chubut Somos Todos, donde hay virtuales listas de unidad, el desafío es sacar un piso alto de votos, que los proyecten “con envión” hacia las generales.
Es una regularidad electoral que la lista que más votos gana tiende a acumular mayor diferencia hacia la segunda vuelta, salvo que el segundo haya quedado muy cerca (como Macri de Scioli en la primera vuelta de 2015).
Quién imponga la agenda de campaña, los temas sobre los que gire la discusión, será quién más volumen acumule y ponga a sus adversarios a la defensiva. La gestión económica y sanitaria tanto a nivel nacional como provincial serán probablemente los principales ejes de disputa.