Se partió el oficialismo en la Legislatura: ganadores, perdedores y amenazas cruzadas
Por Soledad Paz
El sábado 16 de febrero de 2019 el gobernador Mariano Arcioni presentó la lista de candidatos a legisladores provinciales que lo acompañarían en su intento por ser reelecto. Ese día quedó plasmada la dependencia de sus socios electorales, los intendentes Ricardo Sastre (tres legisladores para Madryn) y Adrián Maderna (tres para Trelew).
Apenas cinco meses y medio después de su re asunción, los seis legisladores que responden al ahora vicegobernador y al reelecto intendente de Trelew se escindieron del bloque que responde al gobernador. Junto Gabriela de Lucía, proveniente del sindicato de Comercio; la ex intendenta de Rawson, Rossana Artero; y la cordillerana Zulma Andén, conformaron un bloque de nueve miembros. Mariano Arcioni perdió su mayoría legislativa.
Mucho para ganar
Tras meses de desencuentros ruidosos con el gobernador, sus ex socios políticos decidieron sincerar la situación. Creen que, ante la falta de diálogo, tienen más para ganar por fuera del bloque oficialista que dentro de él. El nuevo bloque, que presidiría la sastrista Xenia Gabella, propone funcionar como inter-bloque con el oficialismo, en una suerte de precaria alianza táctica, pero como entes autónomos.
Pueden hacerlo porque en 2017 el dasnevismo en alianza con el mackarthysmo reformó el artículo 198 del reglamento, que estipula que «cada partido político que obtuviera una o más bancas dispondrá de la infraestructura necesaria para el funcionamiento de su bloque político. En caso de dividirse la representación legislativa de un partido político, se dividirá su infraestructura en forma proporcional».
Negociarán ley por ley si deciden acompañar al oficialismo, que ahora necesita sumar otros cinco votos para lograr qóurum y siete para lograr la mayoría simple para lograr sacar leyes clave. Una será la aprobación del pliego del presidente del Banco Chubut, que el nuevo bloque ya adelantó que rechazará. Otro test de gobernabilidad será la aprobación o no del anteproyecto de ley para autorizar al gobierno a renegociar la deuda externa provincial.
Con su nuevo bloque, el vicegobernador Sastre y el intendente Maderna ganan poder al tener la capacidad de bloquear leyes clave del gobernador y obligarlo a negociar (sean modificaciones a las mismas o beneficios para sus ciudades). Serán necesarios para construir mayorías o o bloquear iniciativas de la oposición.
Los ex aliados también ganan en autonomía para negociar con los bloques del Frente de Todos (8) y Juntos por el Cambio (3), sea para conformar la temida mayoría en la sala de Acusar que impulse un juicio político o para definir las presidencias de las distintas Comisiones legislativas. Se dan casos de comisiones donde ahora el oficialismo quedó con solo un miembro (Derechos Humanos y Género) o incluso con ninguno (Turismo y Deporte).
Mucho para perder
El nuevo bloque también tiene mucho que perder porque el número de asesores a repartir es engañoso. Cada legislador tiene asignado dos asesores y como el oficialismo contaba con dieciséis miembros, tuvo treinta y dos.
Los nueve miembros del nuevo bloque se llevarían sus dieciocho asesores, pero en los hechos el nuevo bloque perdería varios asesores, porque en el reparto total de treinta y dos el espacio del gobernador había «cedido» a sus aliados varios lugares de más y éstos estaban sobrerepresentados.
Es tradicional que los legisladores nombren familiares como asesores (donde algunos ven nepotismo, otros ven «gente de confianza»), pero se dan casos insólitos, como los justicialistas Alejandra Marcilla o Néstor Hourcade, que figuran como asesores del oficialismo.
Por otro lado se presenta el asunto clave de las presidencias de Comisiones. Las comisiones se designan anualmente, pero hay dos factores clave. El primero es que en 2017 el dasnevismo (en minoría) hizo alianzas con un sector de la oposición y elevó el número de integrantes de las comisiones de siete a nueve. De esa forma diluyó a la mayoría. Eso ahora dificulta al oficialismo -incluso antes de partirse- a crear mayorías en las comisiones.
El segundo factor es que este año solo tres de las ocho comisiones eligieron su presidente/a. La Comisión de Asuntos Constitucionales es presidida por Maria Andrea Aguilera (Juntos por el Cambio); la de Legislación General, Cultura y Educación por Selva Saso (Frente de Todos) y la de Presupuesto y Hacienda por Belén Baskovc (Frente de Todos). El bloque ex oficialista, en alianza con el Frente de Todos, puede lograr la presidencia en varias donde son mayoría.
La guerra fría
Si la situación de tensión escala entre el gobernador y sus ex aliados, hay dos botones rojos que harían volar la gobernabilidad y la institucionalidad por los aires. El primero es la amenaza de un juicio político al gobernador. Luego de meses de pago escalonado de los salarios públicos, el gobernador posee una elevada imagen negativa y la opinión pública podría ser permeable a una destitución.
Pero ese escenario es improbable por dos motivos. El primero es el apoyo de la Casa Rosada a Mariano Arcioni, más por un criterio institucional que político-partidario. El poder central siempre tiende a evitar el juicio político a un gobernador, que las provincias entren en default o una intervención federal. La línea Alberto Fernández-Julián Leunda-Sergio Massa trabajarán para impedir ese escenario.
El segundo motivo es político es el sucesorio. ¿Destituir a Mariano Arcioni para que asuma como gobernador Ricardo Sastre? A Juan Pablo Luque, al PJ y a Comodoro Rivadavia no le conviene eso. Prefieren ver al madrynense desgastarse políticamente, como socio en la fallida gestión de Mariano Arcioni y competir con él por la gobernación en 2023.
Juan Pablo Luque, con una situación financiera algo más holgada que otros municipios, no tiene ningún apuro. El intendente de Rawson, Damián Biss (Juntos por el Cambio) también declaró su apoyo a Mariano Arcioni.
El otro botón rojo, el que está en manos del gobernador, es ordenar al Banco Chubut que deje de girar adelantos financieros a los municipios de Madryn y Trelew para pagar los sueldos. Esta es la única razón por la que los sueldos municipales no se pagan retrasados ni desdoblados como los provinciales.