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¿Qué significa gasto público en Chubut?

La tómbola

A diario se escucha hablar del déficit fiscal -mayor gasto que recaudación- calamitoso de la provincia, sin detenernos a pensar qué significa o cómo hemos llegado a esto.

Tomar deuda para inversiones públicas -o gasto corriente, que nunca se debe pero siempre se puede– y proyectar cancelarla con un nivel de ingresos fiscales o tipo de cambio que el devenir azaroso de la economía nacional e internacional suele encargarse de desmentir, es un camino.

Con mayor frecuencia sucede que si la economía es pujante, el estado recauda y los gobernantes proyectan una expansión de las prestaciones estatales que eleven la calidad de vida de los habitantes.

Cuando ese mismo ciclo económico finaliza y caen los precios de los productos de exportación (petroleo, langostino, aluminio, etc.) y se agrega una depresión del consumo interno de la economía nacional -con la caída en la recaudación provincial que esto implica- se da esta paradoja de tener un estado de primer orden con un nivel de ingresos que no se condice.

Por eso cuando se habla de gasto público versus inversión pública tal vez se erre en la discusión. El desafío es pasar de la cantidad a la calidad del gasto/inversión pública. El estado debe poder «inflarse y desinflarse» en sus prestaciones no esenciales según su variación de ingresos.

Un ejemplo

El estado chubutense se ubica entre los primeros a nivel nacional en ítems como la baja mortalidad infantil o leyes pioneras como la de salud mental o uso medicinal del aceite de cannabis.

Para sostener una política sanitaria de desmanicomialización, como la que implica la ley de salud mental, se requieren una gran dotación de psicólogos y trabajadores sociales además de psiquiatras. Para bajar el gasto en este área desvinculando a todo aquel que no sea médico ¿Encerramos a todos los pacientes psiquiátricos?

Se le puede pedir en cambio al área de adicciones, que muestre estadísticas de baja de la tasa de reincidencia de los pacientes. A los empleados de la administración pública que fichen. Ver que gastos son realmente innecesarios en ministerios que no requieren de personal especializado y por ello tiene un ingreso «mas accesible».

La función pública deber ser un mandarinato.

Porque hay que ganar en eficiencia del gasto/inversión pública y es inexacto el argumento de los sindicatos cuando dicen «nosotros no generamos la crisis». Los trabajadores también son ciudadanos y los ciudadanos también votan.

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